Francisco López, natural de Berbegal (Huesca), de 49 años, estaba casado y tenía dos hijas. Desde septiembre de 1975 estaba destinado en la Academia del Servicio Fiscal, en Sabadell (Barcelona), donde impartía clases. Ocho días antes de sufrir el atentado que le costó la vida había sido destinado a Logroño.
En 1980, la Guardia Civil concentraba en La Rioja a efectivos de diversas comandancias que, tras el adiestramiento, eran enviados al País Vasco para reforzar la lucha contra el terrorismo.
El 22 de julio de 1980, 120 guardiaciviles procedentes de Andalucía y Cataluña viajaban en tres autobuses desde Logroño para realizar prácticas en un tramo en construcción de la autopista A-68 Bilbao-Zaragoza, sin saber que ETA había colocado allí diez cargas explosivas. A las 9 horas los etarras activaron a su paso por control remoto las cargas ocultas y tres de ellas explotaron, alcanzando al último autobús.
El teniente Francisco López Bescos fue herido gravemente y falleció minutos después de ingresar en la clínica Clavijo de Logroño. Otros 36 agentes fueron alcanzados. Algunos de ellos fueron trasladados a Zaragoza para ser intervenidos quirúrgicamente.
El etarra Isidro Etxabe Urrestrilla fue condenado, como autor del atentado, a una pena de 25 años de prisión mayor y al pago de una indemnización a los herederos de la víctima y a los agentes heridos. Juan Manuel Soares Gamboa fue condenado a 26 años de cárcel por su participación.