Juan García González y Francisco Javier López García, guardias civiles de 21 años, solteros e integrantes del Grupo Especial de Intervención en Montaña con base en la localidad navarresa de Burguete, salieron a divertirse y a tomar unas copas la madrugada del domingo del 4 de julio de 1982. Tras salir de un local, entraron en el coche de Juan y explotó una bomba colocada junto a las ruedas traseras. Un segundo explosivo situado en la parte delantera del vehículo no llegó a explotar. El guadalajareño Juan García fue alcanzado en la espalda por la onda expansiva y la metralla y falleció mientras era trasladado al hospital. Francisco Javier también resultó herido, pero gracias a una intervención quirúrjica pudo sobrevivir.