Francisco Muriel Muñoz, de 30 años, natural de Archidona (Málaga), estaba soltero. Ingresó en 1979 en la Guardia Civil y era integrante de los Grupos Antiterroristas Rurales (GAR).
El 28 de junio se produjo una oleada de atentados terroristas contra las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en diversos lugares de la geografía vasca.
Se puso en marcha un dispositivo de rastreo de la zona por parte de los GAR. En la carretera de Zarautz hasta el Alto de Meagas, sobre las 8:30 horas, un artefacto explosivo accionado a distancia explotó al paso del vehículo de los GAR. La explosión acabó en el acto con la vida del agente Francisco Muriel Muñoz. También resultaron heridos los guardias José Carlos Marrero Sanabria (falleció casi dos años más tarde en un hospital psiquiátrico en el que fue internado debido a las secuelas cerebrales que le produjo el atentado), Manuel Ángel Arenal Linares, Juan Carlos Carballo Gañán, José María Baltasar Gil, Ramón Perona Sánchez y Luis Pérez Bao.
Poco después de la primera explosión, cuando agentes de la Guardia Civil rastreaban la zona, otra bomba fue accionada a distancia y varios guardias civiles sufrieron perforación timpánica.
El mismo día se produjo otro ataque terrorista en la calle Cortes de Bilbao contra dos vehículos de la Policía Nacional mediante una bomba escondida en una papelera. Afortunadamente, la bomba fue detonada antes de que los coches estuvieran a su alcance. Resultaron heridos cuatro policías nacionales y un civil.
Los etarras José María Pérez Díaz y José Antonio López Ruiz fueron condenados a penas de 197 años de cárcel como autores del atentado; Begoña Uzcudun Echenagusia, a 106 años de reclusión; José Ignacio Urdiain Ciriza, a 197 años de cárcel y Miguel Azcue Berasaluce, a las mismas penas que los anteriores. Además tuvieron que indemnizar económicamente a los herederos de Francisco Muriel Muñoz y a los agentes que resultaron heridos.
Véase también José Carlos Marrero Sanabria.