La tarde del 29 de mayo de 1991, ETA impactó un coche-bomba contra la casa-cuartel de la Guardia Civil de Vic (Barcelona) tras detonarlo a distancia. Del edificio, en el que vivían 14 agentes, 13 mujeres y 22 niños, sólo quedó en pie la fachada. Se tuvieron que utilizar grúas y perros adiestrados para rescatar a las víctimas de debajo de los escombros. Nueve personas fallecieron, cinco de ellas menores, y otras cuarenta y cuatro resultaron heridas. El agente Juan Chincoa, de 31 años, sevillano natural de Martín de la Jara, y su esposa Nuria Ribó Parera, de 26 años, murieron en el ataque. La hija de ambos, que aún no había cumplido los 2 años, resultó herida.
Por su parte, el guardia civil Ramón Mayo García murió atropellado por una ambulancia cuando auxiliaba a los afectados. Fue reconocido como víctima del terrorismo en 2005. Debido al volumen de afectados, el Hospital General de Vic se colapsó y algunos heridos tuvieron que ser evacuados en helicóptero a centros de Barcelona. Vic se volcó con las víctimas donando sangre masivamente y ofreciendo sus hogares a los damnificados.
Al día siguiente, la Guardia Civil desarticuló el comando Barcelona. Monteagudo, responsable de activar el explosivo, y Juan Félix Erezuma Uriarte murieron en el operativo; mientras que Juan José Zubieta Zubeldia, que no opuso resistencia, María Pilar Ferreiro Bravo y Jordi Mas Trullenque fueron detenidos. Zubieta fue condenado a 1.311 años y a indemnizar económicamente a los herederos de los nueve fallecidos y al resto de heridos, cuyo coste finalmente fue asumido por el Estado. Ferreiro y Mas Trullenque fueron condenados a 8 y 6 años de cárcel respectivamente.
Véase también Francisco Cipriano Díaz Sánchez, Maudilia Duque Durán, Ana Cristina Porras López, María Pilar Quesada Araque, Nuria Ribó Parera, Rosa María Rosa Muñoz, Vanessa Ruiz Lara y Juan Salas Píriz.