Poco después de las 8:00 horas de aquel 15 de diciembre de 1994, el policía Alfonso Morcillo Calero salía de su casa de Lasarte hacia su puesto de trabajo en San Sebastián. Apenas había recorrido unos metros desde el portal cuando los etarras Francisco Javier García Gaztelu, Txapote, y Juan Ramón Carasatorre Aldaz le dispararon por la espalda, causándole la muerte.
Alfonso Morcillo Calero, de 40 años, era natural de Badajoz. Estaba casado en segundas nupcias y tenía dos hijos del matrimonio anterior. Era miembro de la Policía Municipal de la capital guipuzcoana desde hacía 17 años. Desde hacía cinco años, Alfonso era el máximo responsable de la Unidad de Investigación.
En el decimosegundo aniversario del asesinato de Alfonso, el Ayuntamiento donostiarra le rindió un homenaje. En la sede de la Policía Municipal de San Sebastián se descubrió una placa con su nombre.