Martín Merquelán Sarriegui, taxista de 48 años, casado y padre de cinco hijos, se encontraba en una parada de la localidad guipuzcoana de Irun la noche del 23 de mayo de 1978, cuando subió a su taxi un individuo para que lo llevara al barrio de Guruze.
Al parecer, durante el trayecto subieron al coche otros dos hombres, que le obligaron a dirigirse a un antiguo recinto militar abandonado en la carretera que une Oiartzun con el Castillo del Inglés.
Su mujer, al ver que no volvía a casa, se puso en contacto con sus compañeros, quienes le confirmaron que había salido acompañado. A las 00.30, los taxistas pusieron una denuncia en la comisaría.
Posteriormente, su taxi se encontró con las puertas abiertas abandonado en Pasaia. Hacia las 4 de la madrugada apareció muerto en la carretera hacia el Castillo del Inglés con dos balazos disparados a bocajarro, uno de ellos en la parte posterior de la cabeza. Además, tenía hematomas y cuatro dedos de la mano rotos, que indicaban que había sido golpeado.
Los taxistas guipuzcoanos suspendieron los servicios el 25 de mayo en señal de duelo, exhibiendo crespones negros.