Varios detenidos en el transcurso del relevo de la llama olímpica en Australia
- La policía tuvo que escoltar el relevo de la antorcha durante el recorrido en Canberra
Continúa la accidentada peregrinación de la antorcha olímpica por todo el mundo. En esta ocasión, en Australia, han sido detenidos seis activistas pro tibetanos, uno de ellos por quemar una bandera china y otro por saltar a la calle al paso de los relevistas, antes de ser reducido por los agentes.
La llama olímpica fue escoltada en todo momento por la policía australiana, mientras tres guardas chinos que habitualmente la acompañan se quedaron en la retaguardia y no tuvieron que intervenir en ningún momento para garantizar el desarrollo pacífico de los relevos.
Miles de personas habían acudido a la capital australiana para ver en directo la ceremonia, que inició la líder aborigen Tania Major y cerró el ex nadador australiano Ian Thorpe. El ganador de cinco medallas de oro en Sydney 2000 y Atenas 2004 encendió el pebetero con la llama ante la atenta mirada de las fuerzas de seguridad, que lograron impedir que se interrumpiera el recorrido de la antorcha.
Por lo demás, el relevo de la antorcha transcurrió sin mayores incidentes. Los cuerpos de seguridad también tuvieron que intervenir para abortar pequeños choques entre seguidores de China y detractores del régimen comunista de aquel país, que se arrojaron objetos, como botellas de agua mineral.
En cualquier caso, los altercados fueron esporádicos y no lograron deslucir la celebración y el ambiente de fiesta que predominó en Canberra, quizá porque el número de prochinos desbancó a los protibetanos.
Ted Quinlan, del comité organizador, señaló que estaban sorprendidos por la cantidad de miembros de la comunidad china que había acudido a la ciudad y opinó que se trataba, "obviamente, de un plan bien coordinado para dominar la jornada por número".
Hubo otros asistentes que insistieron en mantener el espíritu olímpico y trataron de no involucrarse en la disputa, como una madre australiana que había llevado a sus hijos a presenciar el acontecimiento y espantaba a cualquier miembro de ambos bandos que se colocaba a su lado. "Hemos venido a ver la antorcha. No quiero a nadie con pancartas a mi lado", explicó la mujer.
Después de pasar la antorcha al siguiente relevista, Tania Major comentó a los periodistas que se había sentido "un poco nerviosa y excitada, dado que tenía a todo el mundo encima gritando, emocionados, y los de seguridad que me rodeaban".