El Madrid se complica en su cancha y pone los cuartos a tiro del Unicaja
- El Madrid registró unos pobres números en tiros libres y triples
- El Unicaja tiene la oportunidad de rematar en su cancha
- Hervelle, máximo anotador, salvó la honra de los blancos
Saltó la sorpresa en Vistalegre. Al Madrid se le atragantó la rosquilla de San Isidro y va a necesitar la intervención divina del patrón de la capital para igualar la eliminatoria ante Unicaja y forzar el tercer partido.
La otra cara de la moneda, la de los malagueños, es la de la sonrisa. Llegan a Madrid como octavos, ante el campeón de la fase regular y se llevan una victoria que no se esperaban ni los escasos 50 aficionados andaluces que se animaron a seguir a su equipo.
Y eso que el primer cuarto empezó de una manera esperanzadora para el Madrid. Un parcial de 10 - 0 a los pocos minutos ponía una ventaja de dos dígitos en el marcador. No se vino abajo Unicaja y respondió con un 3 - 8 que devolvió la igualdad relativa (17 - 12).
En el segundo cuarto los de Scariolo enseñaron los dientes y gracias a cinco triples, con Popovic y Germán Gabriel como artificieros, llegaron a ponerse con cinco puntos por encima del Madrid.
Hasta entonces ninguno de los dos había logrado anotar desde los 6,25 metros, por lo que las bombas de Unicaja despertaron también al Madrid, que gracias a Raúl López y sus dos converiones desde la distancia logró que los malagueños no se escaparan.
En el tercer cuarto llegó el desastre madridista (11 - 26): empezaron a fallar desde todas las distancias. No volvieron a anotar un triple en todo lo que restaba de partido. Desperdiciaban tiros de dos, tiros libres y veían como el Unicaja sólo tenía que mantener su propio ritmo para distanciarse gracias a los fallos del rival.
Los malagueños llegaron a ponerse con una ventaja de 17 puntos. Sólo Hervelle, el mejor del partido con 20 puntos, Felipe Reyes y Raúl López mantenían vivas las esperanzas de los locales. Pero el último se cargó de personales y con su eliminación su equipo notó la falta de un buen organizador.
En el último cuarto la hinchada del Vistalegre daba ánimos tratando de hacer reaccionar a los suyos, pero no había manera. Cuando el Madrid conseguía reducir la distancia a menos de 10 puntos, siempre llegaba algún traspié que lo echaba a perder: una antideportiva, un triple de Unicaja o una pérdida de balón.
Los de Scariolo se limitaron a administrar cómodamente su ventaja y a hacer lo que se supone que se debe hacer en baloncesto: meter más canastas que el rival. Ahora tienen la ocasión de matar la eliminatoria en su propia cancha, el próximo sábado en el Martín Carpena de Málaga.