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Agónico rescate de Iñaki Ochoa de Olza

"Cada metro que consigamos que baje es un metro que gana"

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Al filo - El montañero Iñaki Ochoa sigue inconsciente en el Annapurna

"Iñaki es una persona fuerte, muy acostumbrada a vivir situaciones muy duras, pero lleva seis días a más de 7.400 metros de altura, y tres de ellos enfermo. Su situación no es buena, aunque desde aquí no podemos perder la esperanza". Las palabras son de Jorge Nagore, uno de los coordinadores del equipo de rescate que lucha contra el reloj para sacar a Iñaki Ochoa de Olza del Annapurna. Aquejado de un edema cerebral "cuyos daños ahora mismo no podemos evaluar" y semiinconsciente, la única opción para el español es resistir una noche más y, en cuanto empiece a hacer efecto la medicación, comenzar a bajar. 

El navarro y su compañero de cordada, el rumano Horia Colibasanu, se quedaron el martes a apenas 100 metros de la cumbre del Annapurna, cuando decidieron darse la vuelta en vista de las graves congelaciones en ambas manos que sufría Iñaki. Tras llegar a la seguridad de la tienda del campo IV, a 7.400 metros de altura, y después de llamar a su familia para tranquilizarles, el navarro sufrió un ataque de convulsiones, tos y vómitos que le dejó semiinconsciente.

Rescate difícil, pero no imposible

Desde que tuvieron conocimiento de la situación, los amigos de Ikañi no han dudado un instante en movilizar lo que haga falta, desde España y desde la capital nepalí, para ayudar al montañero. En una salita del Diario de Navarra -patrocinador de la expedición- coordinan las tareas de rescate, se dan ánimo entre sí y atienden a los amigos que llaman pidiendo información. "Somos conscientes de que la situación es difícil, pero no imposible. Ueli le está dando la medicación cada seis horas, y aunque de momento no hace efecto todavía, aún está vivo", dicen.

Ueli es Ueli Steck, un montañero suizo que estaba en el Annapurna escalando otra vía que en cuanto tuvo conocimiento de la situación corrió en ayuda del español. Desde que Iñaki sufrió el desvanecimiento -que los médicos han diagnosticado como un edema cerebral, uno de los peores males de los montañeros y que puede causar la muerte en horas- Horia no se movió de su lado. Esta mañana llegó el relevo: el suizo, que además de llevar medicamentos hasta la tienda donde Iñaki se mantiene con vida ha conseguido hablar con médicos navarros para ver el mejor tratamiento a seguir, teniendo en cuenta sus escasos medios ahí arriba.

Cada metro cuenta

A estas horas, cuando en el Annapurna ya es noche cerrada, la única opción que hay es esperar. "Los médicos dicen que tenemos que esperar a ver cómo pasa la noche, cruzar los dedos para que la medicación empiece a hacerle efecto y en cuanto puedan, si es que pueden, que empiecen a bajar de ahí". Son conscientes de que "cada metro que baje es un metro que gana", una especie de carrera contrarreloj en la que cada segundo cuenta, pero por el momento hay que esperar.

"Ahora mismo Iñaki no está en condiciones de moverse, la medicación aún no ha comenzado a hacer efecto y Ueli no puede bajarle solo", explica Nagore. Esperan que el pamplonés resista una noche más ahí arriba. "Nuestro objetivo de ayer era que Iñaki aguantara vivo hasta hoy, y lo ha hecho. El de esta mañana era que llegara Ueli con la medicación, y lo ha hecho. La meta para mañana es que aguante de nuevo y pueda llegar más ayuda", dice. No se atreven a decir que lo conseguirá, pero no pierden la esperanza.

Una cámara hiperbárica, en camino

Porque llegar hasta el lugar donde se encuentran los dos montañeros no es, ni mucho menos, cosa sencilla. La persona más cercana es el suizo Simon Anthamatten, que tuvo que quedarse en el campo III, a 6.900 metros de altura, cuando acudía junto a Ueli en ayuda de Iñaki, aquejado de problemas de estómago. Junto a él descansa en una tienda Horia, que ha conseguido llegar a la seguridad del campo III.

En el campo II, a 6.400, están el kazajo Denis Urubko y el canadiense Don Bowie, que llevan oxígeno artificial y toda clase de medicamentos y ayuda para la hidratación de Ochoa, al que esperan alcanzar, si el tiempo lo permite, mañana a media mañana. Con ese grupo está también el ruso Alexei Molotov, compañero de expedición de Iñaki y Horia que ha logrado descender aunque sufre un edema pulmonar.

Además, mañana a primera hora de la mañana saldrá desde Pokhara un grupo de cuatro serpas de altura, dos alpinistas rumanos, un ruso y un polaco, que además es médico, que tratará de llegar en helicóptero hasta casi el campo II, y que además lleva una cámara hiperbárica, que permite tratar los edemas cerebrales. "Esa sería la mejor opción, que mañana Urukbo y Bowie le lleven oxígeno, que empiecen a bajar todo lo que puedan y que luego le metan en la cámara", dicen desde Navarra. Con las primeras luces del día, madrugada aún en España, seguirá la agónica operación de rescate.