España en la Eurocopa II: Una gran final, la mayor decepción
- España alcanzó la final de 1984, que perdió ante la anfitriona Francia por 2-1
- Coincidieron la mayor gesta de la selección -los 12 goles a Malta- y el mayor fracaso
- La Euro de 1988 despidió a la Quinta del Buitre y saludó a la Holanda de Van Basten
Italia, 1980: El fin de la era Kubala
La Eurocopa de 1980 introdujo cambios en la competición. La cita de Italia fue la primera que se celebró por completo en una sede prefijada por la UEFA, y la primera cuyas fases finales se disputaron mediante dos liguillas de cuatro equipos.
España superó la sequía de las dos ediciones anteriores y resolvió la clasificación a última hora en Chipre con un gol de Ángel María Villar, imponiéndose como líder en un grupo en el que también estaban Yugoslavia y Rumanía.
El equipo que entrenaba Ladislao Kubala quedó encuadrado en el grupo A. En el rebautizado Giuseppe Meazza de Milán se empató a cero con los anfitriones. No era mal resultado, pero después se perdió con Bélgica (1-2) y se llegó sin ninguna posibilidad al último partido contra Inglaterra, que también concluyó en otra derrota por 1-2.
La final la volvió a ganar Alemania Federal, con una nueva generación encabezada por un centrocampista veinteañero y rubio llamado Bernd Schuster y otros jóvenes valores como Stielike o Rummenigge. Los alemanes ganaron por 2 goles a 1 a Bélgica, con dos tantos del gigantón Hrubesch, convertido en héroe con el cabezazo de la victoria en el último minuto.
Francia, 1984: La 'cantada' de Arconada
Llegó el segundo hito de España en Europa, que además vino seguido de otra de las gestas de la historia de la selección. Los hombres que dirigía Miguel Muñoz tenían casi imposible el pase a Francia antes del último partido de la fase de clasificación. El 21 de diciembre de 1983, en el Benito Villamarín de Sevilla, ante Malta, España necesitaba ganar por 11 goles, como mínimo, para poder jugar la fase final de la Eurocopa.
Parecía imposible, pero se consiguió. Y eso que se llegó al descanso con sólo un 3-1 en el marcador. Cuatro goles de Poli Rincón y otros tantos de Santillana, dos de Maceda, uno de Sarabia y el último, en el minuto 83, del zaragocista Juan Señor, obraron el milagro (12-1) y, al mismo tiempo, provocaron el éxtasis de nuestro antiguo compañero José Ángel de la Casa, narrador de aquél y otros mucho partidos de la selección.
En Francia hubo mucha dosis de suerte en el camino de España hacia la final. Se empató contra Rumanía y Portugal, encuentros en los que los de Muñoz empezaron con desventaja. Contra Alemania, los palos y Arconada salvaron a la roja de una derrota que parecía clara. Pero llegó la sorpresa cuando Maceda remató a la red, otra vez en el último minuto, un pase de Señor. Victoria por 0 a 1, y a semifinales contra Dinamarca.
La semifinal estuvo muy igualada, aunque Lerby puso a los siete minutos a los daneses con ventaja. De nuevo Maceda resultó providencial en la segunda parte, pese a no ser delantero, y empató el partido, poniendo justicia en el marcador. Tras 120 minutos de igualdad se llegó a los penaltis, que también resultaron bastante reñidos. Ninguno de los tiradores parecía ceder hasta que llegó el último lanzamiento de Dinamarca, que marró Elkjaer. El turno era de los españoles, pero Sarabia no se descompuso y metió a España en su segunda final.
El 27 de junio se jugó la final, en el Parc des Princes de París y contra la Francia de Platini, Luis Fernández, Tigana e Hidalgo. Ahí se fraguó uno de los gafes de España: jugar como nunca, perder como siempre. Los españoles dieron una imagen muy distinta de la vista en los partidos anteriores. Dominaron a los locales pese al ambiente (y el arbitraje) hostil. Sin embargo, en el minuto 57 Platini encontró un aliado inesperado en el lanzamiento de una falta: Arconada.
El meta español aún no se explica cómo pudo resbalarse el balón entre sus brazos, pero la realidad es que ocurrió y el primer tanto de les bleus subió al marcador. Lejos de venirse abajo, España intensificó su dominio. Pero sin éxito. En el último minuto, otras veces salvador para los nuestros, llegó la sentencia de Bellone que puso fin al sueño.
Alemania Federal, 1988: Terceros en el peor grupo
La última Eurocopa de la España de la quinta del Buitre, la última también de Miguel Muñoz en el banquillo, terminó pronto. Una de las mejores generaciones de canteranos madridistas, líderes de aquella selección, se despidió de su segunda cita importante con España de vacío: la primera oportunidad perdida fue dos años antes en el Mundial de México.
La fase de clasificación se superó sin dificultades, salvo en los primeros partidos, ante Albania, Austria y Rumanía. Para la fase final, en Alemania Federal, el bombo no fue nada generoso con España, puesto que nos tocaron en suerte los anfitriones, además de Italia y Dinamarca.
Se empezó bien, con un 3-2 ante los daneses, privándoles de la venganza tras la humillación de Querétaro (5-1). Pero esos fueron los tres únicos goles de España en aquella Eurocopa, puesto que luego llegarían las derrotas ante Italia (1-0) y Alemania Federal (2-0). Y fin de la historia.
Como dato, aquella Eurocopa la ganó la Holanda de Gullit, Rijkaard y Van Basten, ante los favoritos, la URSS (2-0).