Gran Hermano olímpico
- Pekín vigilará de cerca el comportamiento de los extranjeros que acudan a los Juegos
- El comité organizador del evento publica una larga lista de prohibiciones
- Personas con enfermedades mentales o de transmisión sexual tienen vetada la asistencia
Pekín vigilará de cerca el comportamiento de los extranjeros que este verano visiten la ciudad con motivo de los Juegos Olímpicos. El comité organizador del evento (BOCOG) ha colgado en su portal una larga lista de prohibiciones. En ella, se recuerda a los visitantes lo que está prohibido, desde las manifestaciones no autorizadas hasta dormir en los parques.
Paradójicamente, la lista, que recoge un total de 57 recordatorios, está escrita solamente en chino, a pesar de que el portal tiene versiones en inglés y en francés. Quienes quieran acudir a los Juegos Olímpicos no tendrán suficiente con conseguir una entrada para hacerse con un visado, pues éste le será negado a cualquiera que "pueda llevar a cabo actos terroristas, violentos o subversivos", o que puedan poner en jaque la seguridad y los intereses nacionales.
Tampoco podrán acceder al país personas con enfermedades mentales o de transmisión sexual, ni aquellas que trafiquen con drogas o que estén vinculadas con la prostitución. El documento recuerda que no todo el país está abierto actualmente para los extranjeros y que éstos deberán de abstenerse de ir a las zonas a las que no se les permite entrar.
Pekín espera 450.000 visitantes durante los Juegos, tan sólo 30.000 más que en el mismo periodo del año pasado, según anunció la semana pasada el Buró Municipal de Turismo. Sin embargo, los controles serán mucho más estrechos que en años anteriores.
Miedo al activismo pro derechos humanos
Bajo todas estas normas, además de la obsesión por la seguridad que Pekín se ha impuesto, subyace sin duda el miedo del gobierno chino a que su capital se convierta en centro de reunión de activistas pro tibetanos y pro derechos humanos de todo el mundo. Por eso, entre las normas se explica también que las publicaciones y los aparatos con contenido que pude ser dañino para la cultura, la política, la moral o la economía chinas están prohibidos en el país.
El terremoto del pasado día 12 aplazó las reivindicaciones que hasta entonces venía escuchando Pekín respecto a los derechos humanos o la situación en el Tíbet, pero son muchas las organizaciones internacionales que ya han manifestado que nada tiene que ver una cosa con la otra y que continuarán con sus reivindicaciones.