Holanda exprime a la campeona del mundo
- Van Nistelroy, Sneijder y Gio golearon a la atónita campeona del mundo
- Los holandeses bordaron el contraataque en el mejor partido del torneo
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Holanda fue una naranja amarga para el campeón mundial. La exquisitez de su juego le permitió dejar fuera de combate a Italia (3-0), con dos tantos de los madridistas Ruud van Nistelrooy -éste en fuera de juego- y Wesley Sneijder y el tercero del ex barcelonista Gio van Bronckhorst.
Fue una anécdota que el tanto que abrió el marcador fuera en un claro fuera de juego, porque Holanda se encontró a gusto ante los italianos. Bordaron el fútbol los holandeses y desarbolaron a los transalpinos en el mejor partido de lo que llevamos del torneo.
Treinta años después, la exquisita Holanda se tomó la revancha. Tres décadas hacía que los 'oranje' no ganaban un partido a los italianos, desde el Mundial del 78, desde los tiempos del "fútbol total" de Rinus Michels, ese fútbol que según Marco van Basten ha muerto, una afirmación que se podría poner en entredicho después de la demostración ofrecida por los holandeses.
El partido, a priori un duelo de equipos con estilos cambiados, fue un monólogo del equipo de Van Basten, que dominó el partido con sus armas de siempre: toque, desmarque y remate.
Le bastó a Holanda que conectaran su pareja de mediocampistas creativos (Rafael van der Vaart y Wesley Sneijder), que apareciera Ruud van Nistelrooy y que intervinieran menos su pareja de destructores (Engelaar y de Jong) para que todo fuera como la seda.
Sneijder y Van Nistelrooy empujaron
Y eso que Italia empezó bien. Sustentada en la creatividad de Andrea Pirlo, agarrado al desborde de Antonio di Natale, los campeones del Mundo parecían fuertes, pero fue un espejismo.
Buscando en los balones largos a Luca Toni, bien marcado por Andre Ooijer que fue desplazado desde el lateral al eje central, los transalpinos se quedaron prácticamente sin argumentos cuando entraron en juego los holandeses.
Los madridistas Sneijder y Van Nistelrooy siempre dieron sensación de peligro cada vez que tocaban el balón. El centrocampista probó a Buffon por primera vez en el minuto 11, pero van Nistelrooy no estuvo hábil en una jugada de las que no perdona en el minuto 18.
Después de regatear al meta italiano, que le había desequilibrado por un momento, el nueve holandés no supo si caerse o seguir la jugada, una décima de duda y la ocasión se perdió, una oportunidad magnífica si, seguramente, hubiera optado por la primera idea.
Materazzi, con un remate en propia puerta, puso de los nervios a los 'tiffosi', que hoy eran minoría en el Wankkdorf, y en la siguiente jugada la polémica. Van der Vaart colgó un balón sobre el segundo palo, Buffon lo sacó, Mathijsen tocó sobre Van Bronckhorst y Van Nistelrooy remachó en claro fuera de juego (1-0, minuto 25).
Para escarnio del equipo italiano y de sus seguidores, la jugada fue repetida en los videomarcadores del estadio ante la sonora protesta de los azules.
A pesar de que el 1-0 llegó en fuera de juego, el dominio de los holandeses era ya incontestable. Su fútbol fluido no tenía respuesta en el otro lado y la jugada que supuso el 2-0 fue el resumen de lo que hoy regaló Holanda.
Un pase en profundidad en un contragolpe de Van der Vaart sobre Van Bronckhorst, un pase a la banda contraria sobre Kuyt, una asistencia de primeras con la cabeza del delantero del Liverpool y un remate llegando desde atrás de Sneijder en el primer palo. Una jugada de videoconsola para el 2-0.
Sólo Di Natale, el mejor de su equipo, dio señales de vida en dos remates. El primero lo salvó Van der Sar, el segundo salió muy desviado.
Aún tuvo tiempo Van Nistelrooy de dejar sentenciado el partido antes del descanso, pero esta vez en el mano a mano, Buffon estuvo más listo.
Italia murió al contraataque
Se supo Holanda ganadora del partido y plegó velas. Lo intentó Italia. Donadoni cerró la vía de agua en el eje de la defensa, mandando a Materazzi al banquillo y poniendo a Grosso, le intentó dar más consistencia, primero con Alessandro del Piero y después con Antonio Cassano, pero fue inútil.
Cuando Italia apretó, ahí estaba el gigantesco Orlando Engelaar para desplegar sus 196 centímetros por tierra y aire. El jugador del Twente fue una muralla insuperable. Gattuso perdió la compostura, Pirlo había rato que había extraviado la brújula.
Y cuando los italianos se fueron hacia adelante a la desesperada, Holanda le pagó con las armas que más prefieren los de Donadoni: contras letales apoyadas en la velocidad de sus centrocampistas y sus puntas, cuchillos letales que acababan con la resistencia de la desarbolada defensa de los campeones mundiales.
En un contragolpe, Kuyt centró desde la derecha y Van Bronckhorst, que había estado presente decisivamente en el primero y el segundo gol, redondeó una magnífica actuación con el 3-0 en el minuto 79.
Holanda pudo golear en un final de locura, con un fútbol de ensueño, pero se dio por satisfecha con una goleada ante el campeón mundial, algo de lo que no se puede presumir cada día. Treinta años después, los holandeses se tomaron la revancha.