Turquía logra de nuevo el milagro
- Los turcos vencen en la tanda de penaltis tras lograr empatar en el descuento de la prórroga
- Nueva machada otomana, que jugó peor que Croacia pero acabó ganando
- La selección turca jugará muy mermada la semifinal frente Alemania
Hay partidos vistosos, con muchas ocasiones de gol, numerosas alternancias en el marcador y detalles de gran calidad. El partido entre Croacia y Turquía no fue uno de estos encuentros. Desde el primer minuto, ambos equipos mostraron mucha cautela y pocas ideas, y a medida que fue pasando el tiempo la situación no mejoró en exceso.
Sin embargo, el fútbol es mucho más que un partido vistoso y con destellos de buen juego. El espectáculo, la emoción desbordante, la entrega absoluta, y los momentos fatídicos que se viven en este juego son otros factores que hacen que este deporte merezca el adjetivo de Rey. Croacia y Turquía se encargaron de recordárnoslo.
Ambos equipos disputaron un partido rocoso que acabó en tablas. Parecía que iban a irse a los penaltis, pero esa magia que sólo tiene el fútbol salió a relucir en el último minuto de la prórroga. En ese instante un error del guardameta turco Rustu, que aprovechó el delantero Klasnic para marcar, clasificaba a Croacia para las semifinales.
Los turcos estaban fuera del campeonato pero, inexplicablemente, como por Obra Divina, que en este campeonato ha demostrado que si Dios existe es musulmán, un gol de Senturk en el descuento volvió a enganchar a los otomanos al partido.
El golpe psicológico fue tan fuerte que no hacía falta que los croatas tiraran los penaltis. Los de Bilic no daban crédito de lo que habían visto sus ojos y ya estaban derrotados antes de empezar a lanzar desde los once metros. Los errores de Modric, y Rakitic así lo certificaron. Turquía volvió a repetir la machada que logró ante la República Checa y escribía su nombre en las remontadas históricas del fútbol.
En líneas generales, en los primeros noventa minutos se vio a una Croacia con más calidad y más ganas de tocar, dinamizada por Luka Modric. El "Cruyff balcánico" intentó poner balones en profundidad y desequilibrar a su defensor cuando tuvo la ocasión, pero su capacidad desequilibrante no logró abrir el marcador.
Los turcos, que no supieron atacar, si se mostraron muy seguros en defensa. A excepción de las excentricidades del portero Rustu, que suplía la baja de su compañero sancionado Demirel, la zaga turca se mostró muy segura y achicó los espacios en el campo dificultando en todo momento la creación de los croatas.
El ariete Nihat era una isla en medio del océano. El musulmán estaba muy sólo y no pudo tomar las torres cristianas que lo cerraron en todo momento. El trayazo de Mehmet Topal desde fuera del área en la primera parte, que salió ligeramente desviado por la portería de Pleticosa, fue la mejor ocasión del equipo otomano en todo el partido.
Las estadísticas al descanso eran desoladoras para los que aman el buen fútbol: dos roscos en el marcador y tan sólo un tiro a puerta para cada equipo. Ambos conjuntos estaban enmarañados, con el 50% del porcentaje del balón para cada uno. Todos apostaban porque el partido iba a acabar en tablas o decidirse por un solitario gol.
La selección de Croacia tuvo la mayoría de las ocasiones. En la primera parte lo intentaron Olic y Srna y tras el descanso la pareja tuvo las mejores ocasiones para marcar aglún gol. Ya en el minuto 50, un dislate del guardameta Rustu y sus zagueros, que dejaron botar plácidamente un balón en el área pequeña, hizo que el delantero Olic estuviera a punto de marcar.
La ansiada diana no llegó, aunque en los últimos minutos un remate de Olic y un lanzamiento de falta de Srna a punto estuvieron de romper el cerrojo turco. Pero las ocasions fueron en balde, y los dos equipos acabaron los noventa minutos reglamentarios empatados, teniendo que irse a la prórroga.
Un final de locos que acaba en penaltis
Tras la reanudación los croatas parecieron olvidar el consejo de que "si no has sido capaz de ganar el encuentro en 90 minutos, al menos no lo pierdas". Los papeles se cambiaron y Turquía tomó la iniciativa. Los otomanos parecen haberle tomado la medida al juego en los minutos decisivos. El delantero Tuncay, tuvo dos ocasiones en sendos disparos desde fuera del área en la primera parte de la prórroga.
En los últimos quince minutos complementarios, el partido se abrió por el cansancio de los jugadores y por momentos, se convirtió en un patio de colegio. Todos los jugadores iban a por el esférico derrengados, dispuestos a un último esfuerzo con tal de no llegar a los penaltis.
Y al final, la magia y el gol llegaron, pero fatídicamente y por partida doble, de forma que ambos equipos tuvieron que ir a la tanda de penaltis. Modric se encargó de perpetuar la maldición de los genios que, como Platini o Maradona, fallaron en estas circunstancias. Rakitic también erró y Turquía tocó la gloria.
El resto ya es historia. Turquía se llevó el gato al agua y ya está en semifinales dispuesta a repetir su gesta ante Alemania.