"Que viva España"
- Los jugadores mantean y cantan a Luis Aragonés: "Míster, quédate"
- Luis Aragonés, emocionado: "Tengo el mejor equipo del mundo"
- Xavi y Manolo Escobar se arrancan con vivas a España y Reina monta un 'show'
- Miles de aficionados reciben a la selección en la plaza de Colón en Madrid
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Marea roja. Locura colectiva. "Viva España". Sólo en esas dos palabras se explica lo que se ha vivido esta tarde en Madrid, desde horas antes de que el avión que trasladaba a la selección española desde Austria aterrizara en el aeropuerto de Barajas, alrededor de las 19:40 horas, en una celebración que terminó en la madrileña plaza de Colón hasta más allá de las diez de la ncohe, con los jugadores bailando la conga, cantando canciones de campamento y manteando a un señor de 70 años que es su orgulloso seleccionador, entregados a su afición como auténticos héroes nacionales.
La segunda selección más joven de la Eurocopa, la que mejor ha jugado, la que tiene al 'pichichi' del torneo (Villa), al mejor jugador (Xavi), la más goleadora y la menos goleada, pudo gritar alto y fuerte "We are the Champions" a todos sus seguidores, a los que han vivido y gozado la victoria en televisión, a los que han viajado en veinticuatro horas a Viena para ser testigos de un capítulo imborrable del fútbol español, a los que han esquilmado los almacenes de banderas y bufandas rojigualdas.
Todos ellos, que pintaron de rojo el centro de Madrid, vibraron de nuevo con su equipo. Íker Casillas, el primero en hablar, dedicó, torero, la faena a la afición: "Quiero que sepáis que esta Eurocopa es vuestra, estábamos deseando traérsela al fútbol español". E hizo muy profesionalmente de telonero para el viejo rockero de la noche, Luis Aragonés, "la persona que nos ha llevado hasta aquí", para el que pidió una gran ovación.
Visible e inevitablemente emocionado, Aragonés dijo a toda España que siempre había confiado en la selección: "Si no era capaz de llevar al triunfo a un equipo con tanta calidad, no veía cómo íbamos a ganar". "Tengo el mejor equipo del mundo y así me lo han demostrado", sentenció en medio de un huracán de aplausos.
Xavi y Manolo Escobar: "Que viva España"
La locura colectiva hizo presa de los presentes en el escenario de la plaza de Colón. Y la risa cuando el "más cachondo de la selección", según sus compañeros, Pepe Reina, tomó el micrófono. El portero del Liverpool fue un auténtico "showman", que presentó a sus compañeros como un trovador especialmente achispado. Iniesta, "el tío que está peleado con el Dios sol", Güiza, "el Chikilicuatre, el golfo, el gitano". Tuvo para los 23.
"Viva España", exclamó el barcelonista Xavi Hernández, presentado por el humorista Carlos Latre, conductor de la 'gala', como Humphrey Bogart. "Que viva España", cantó el incombustible Manolo Escobar para terminar -añadiendo la letra oficial del himno nacional, "lorololololó", como colofón cañí a la fiesta. Y no, no le cantó de nuevo a Casillas esta versión de su popular "hit".
No acabó ahí. Reina volvería a tomar el micrófono y a "provocar" a los miles de congregados en la plaza madrileña para acompañarle en sus canciones: "¡¡Camarero, una de mero...!!", y el resto del repertorio para terminar con el "¡¡Champiñones, Champiñones, oé oé oé...!!". Incomparable.
Bromas aparte, propias de la juventud de estos epígonos de otros triunfos del deporte español que los aficionados ya querían para su deporte preferido, lo cierto es que la fiesta de los campeones ha derrochado amistad, unión, compañerismo. En una palabra, nobleza, la solidaridad dentro y fuera del campo han significado el triunfo de esta selección, que lejos de mirarse en espejos del pasado o de cargar con la herencia de otros, se ha convertido en un ejemplo para el divinizado y futil estrellato de otros equipos e individuos mediáticos.
Lo expresaba como ningún otro símbolo la pancarta con que los 23 jugadores dedicaron su triunfo al médico de la selección, Genaro Borrás, fallecido una semana antes de que empezara el torneo a causa de un cáncer: "Va por ti, Genaro".
No es un gesto para la galería patrocinado por la Federación Española de Fútbol, sino un homenaje sentido, ya oído antes a los jugadores sobre el mismo césped de Viena al vencer a Alemania en la gran final. Un lugar para el homenaje en una celebración que, por lo demás, fue diversión pura para los jóvenes cachorros de esta nueva e increíble selección.
Luis e Íker alzan la copa
Durante horas, España entera esperaba la llegada de sus héroes, que han ido recogiendo las alabanzas de toda Europa desde que en la noche del domingo se proclamaran campeones de Europa ante Alemania.
Escoltado por una patrulla 'Águila' de las fuerzas aéreas, ya los empleados de AENA recibían a los 23 de Luis Aragonés agitando banderas de entusiasmo, en un recibimiento que no se recuerda en absoluto para gobernantes, papas o estrellas del rock.
Dentro de ese avión, un Boeing 757 decorado con la camiseta roja y el "Campeones", se fraguó en las dos horas y media que duró el vuelo desde Austria hasta España la última alianza, el último símbolo de la unión de esta selección.
Los jugadores, unidos como una piña y fieles a su padre futbolístico, cantaron al "Zapatones" el himno de su gloria: "Nosotros no volvemos, si el míster no está aquí; nosotros no volvemos, si el míster no está aquí...". "Luis, renovación", "Míster, quédate" o los más jocosos "Tengo el culo pelao...", "Los negros son azules" o "El dueño del juego, es el dueño del balón", azuzados por el inefable Reina. Los chicos de Luis mostraban al seleccionador que el equipo está con ellos y que, vaya donde vaya, no lo olvidarán.
Tal era la euforia que la alegría se contagió incluso a las azafatas, que improvisaron una coreografía de la Macarena en el avión, como mostraron en exclusiva las cámaras de TVE en la emisión de "España Directo".
Ya en tierra, cuando se abrió la compuerta y aparecieron al mismo tiempo Luis y el capitán, Íker Casillas, empuñando entre los dos la copa, estalló la emoción en Madrid y en toda España, que ha seguido tan de cerca y con tanta intensidad la hazaña antológica de la selección, deseosa de poder celebrar un triunfo como éste.
Luis Aragonés, que se ha mantenido firme contra viento y marea, no pudo menos que agradecer las muestras de cariño: "No soy de grandes emociones, pero estoy tan lleno que es verdad que me encuentro muy emocionado", admitió a la prensa nada más bajar del avión.
Cabalgata triunfal por Madrid
En los pasos elevados, en motos detrás de la caravana, cientos de miles de aficionados saludaron el paso del autobús descapotable que llevaba al foro madrileño a los triunfantes césares con el lema "España, siempre adelante".
Unos conquistadores encabezados por Fernando Torres, que no soltaba la copa que consiguió con su ya legendario gol 'a lo Marcelino'; la acariciaba, la abrazaba, la mordía, la mostraba a la afición enfervorecida.
Sergio Ramos, con su camiseta en recuerdo del fallecido Antonio Puerta, compañero suyo en el Sevilla, y con la bandera andaluza; Puyol, que 'distrajo' unas cervezas del avión para repartirlas entre los compañeros; Casillas, desafiando la superstición de Aragonés con su camiseta amarilla -no la negra con la que detuvo dos penaltis a Italia en los ya míticos cuartos de final-.
España ha enloquecido con el triunfo de la Eurocopa. Cómo si no se puede explicar que una marca de cervezas haya creado una plataforma mediante una página web para pedir al Ayuntamiento de Móstoles, de donde es natural el portero del Real Madrid, que le ponga una calle, una plaza, un parque o una avenida con el nombre "La madre que parió a Casillas". Y lo bueno es que el lunes por la tarde ya llevaban unas 6.000 firmas.
"Que viva España", "A por ellos", "Míster, quédate", "Sí, sí, sí, la copa ya está aquí". Pocas palabras que resumen las emociones que han recorrido las arterias de esta España volcada como nunca con su selección nacional y que, una vez cogida la costumbre, quieren volver a ser pronunciadas cuanto antes.
El Rey, Zapatero y Aguirre, próximos homenajes
Del desmadre a las recepciones oficiales, antes de hacer la maleta para irse de vacaciones, la selección tiene un par de citas. En la mañana del martes, a las 10:30 horas, serán recibidos en el palacio de La Zarzuela, en una recepción ofrecida por los Reyes y los Príncipes de Asturias, espectadores de excepción en los principales partidos de la Eurocopa.
A continuación, visitarán en La Moncloa al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Y, por último, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, entregará a los campeones la Medalla del Deporte de la Comunidad.
Cuarenta y cuatro años después del último triunfo, todo el mundo disfruta del éxito de esta selección, que a la vuelta del verano se volverá a arremangar para buscar la clasificación para el próximo Mundial de Suráfrica en 2010. No sorprenderá a nadie que alguien intente apropiárselo o malversarlo, que algo se entrometa en el buen rollo que impera en esta selección de amigos y no de líderes. Pero, hasta entonces, que nos quiten lo 'bailao'.