Triunfo de Cavendish para volver a la normalidad
- El joven inglés del Columbia demuestra que es el velocista en mejor forma del Tour
- La carrera trata de olvidar el fantasma del dopaje y encara las etapas de los Pirineos
- La etapa del domingo pondrá a prueba el nivel de los favoritos de la general
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El británico Mark Cavendish (Columbia) se impuso en la segunda llegada masiva del pelotón en este Tour de Francia, en la octava etapa de esta edición, disputada entre Figeac y Toulouse, con el deseo de dejar atrás la sacudida que supuso en la jornada del viernes el descubrimiento del primer caso de dopaje en el corredor español Manuel Beltrán (Liquigas), ya expulsado del Tour y de regreso a España.
El joven Cavendish, de 22 años, que participará en los Juegos Olímpicos, demuestra así su dominio en esta especialidad, imponiéndose bajo la lluvia que ha caído en esta última etapa al resto de velocistas, su compañero de equipo Gerald Ciolek, el francés Jimmy Casper (Agritubel) y el cántabro Óscar Freire (Rabobank), quien no tiene las piernas lo bastante frescas como para disputar un triunfo.
La general sigue sin cambios, con el luxemburgués Kim Kirchen, también del Columbia, al frente de la clasificación. Cadel Evans y el alemán Stefan Schumacher completan el podio provisional a 6 y 16 segundos, respectivamente. El ruso Denis Menchov es quinto a 1:03 minutos, Alejandro Valverde sexto a 1:12 y Óscar Pereiro noveno a 1:21.
Es la segunda victoria del británico, que suma a la lograda el miércoles en el primer esprint masivo de este Tour, igualando el palmarés de victorias que consiguió en el Giro de Italia. El futuro entre la especie de los "guepardos" ganó el pulso con claridad, sin discusión, con un tiempo de 4h.02:54., a una media de 43,6 kms/hora.
El pelotón llegó agrupado a Toulouse tras neutralizar a 3,5 kilómetros de la meta a dos escapados, el español Amets Txurruka (Euskaltel) y el francés Jerome Pineau (Bouygues Telecom).
Otra escapada controlada para una llegada sin control
En esta etapa lluviosa, plomiza y desapacible que nació en Figeac entre los rescoldos del positivo de Manuel Beltrán, tema de conversación en la gran caravana del Tour antes de tomar la salida, un español, Amets Txurruka (Euskaltel), el supercombativo de 2007, tuvo la osadía de adherirse a los franceses en la escapada de rigor. Rompió el orden Laurent Lefèvre (Bouygues), en el kilómetro 34, y después de una persecución se unieron al viaje su compañero Jérôme Pineau (Bouygues), Christophe Riblon (Ag2r) y el corredor vasco.
Cuatro insignificantes tachuelas pusieron al cuarteto en la única zona de llano del recorrido, a 50 kilómetros de meta, con más de cuatro minutos de renta, pero sus ilusiones se diluyeron entre los charcos que inundaban la ruta hacia Toulouse, la "ciudad rosa", ya que el pelotón los mantuvo maduros a un puñado de segundos.
Con 13 kilómetros para el final del viaje, Txurruka y Pineau trataron de quemar las naves, se sublevaron contra el orden establecido y arrancaron en busca de la gloria, pero ésta resultó esquiva y la cruda realidad se presentó a 3.000 metros de la llegada en forma de huracán con los colores del Columbia y del Quick Step. El ciclista vasco no pudo lograr el significado de su nombre (Amets, sueño en euskera).
El Tour reparte las etapas al mejor postor, al más fuerte, y en este apartado apareció el considerado heredero del australiano McEwen, según el noruego Hushovd, que sabe mucho en materia de esprint.
No fue otro que Cavendish, que aguantó el ataque lejano sus rivales, en una llegada desordenada en la que soltó el latigazo a 150 metros de la raya para demostrar que es el número uno entre los velocistas. Firmó la novena etapa de la temporada con 22 años. Todo un portento.
El Tour llega a los Pirineos
En la etapa del domingo, novena de esta 95ª edición, el Tour llega a los Pirineos, con 224 kilómetros entre Toulouse y Bagnères de Bigorre, sin llegada en alto pero con la ascensión de dos puertos de primera, el Peyresourde y el Aspin.
Superada la media montaña en la primera semana, el pelotón del Tour de Francia afronta la alta montaña en los Pirineos, con siete puertos, dos de ellos de primera categoría, el último, el Col d'Aspin, a 26 kilómetros de la meta.
La primera etapa pirenaica del Tour de 2008 pondrá en contacto a los ciclistas con la alta montaña de forma progresiva y servirá como aperitivo a la que al día siguiente tiene situada la meta en el mítico Hautacam.
Aunque no determinará el ganador del Tour, el primer contacto con la alta montaña descartará a algunos de los que, hasta entonces, sigan considerados como favoritos y determinará el auténtico estado de las fuerzas de los mejores.