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El adiós del futbolista que devolvió la sonrisa al barcelonismo

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Lo que nos deja Ronaldinho

Dice Laporta que es "el héroe del barcelonismo", asegura Rosell que el barcelonismo le tiene que estar "eternamente agradecido", insisten sus técnicos en el Barça que "ha cambiado el sentimiento perdedor de este club" y , cinco años después, se despide de la entidad azulgrana para irse al Milán.

Fue fichado para hacer historia y cumplió su palabra: una Liga de Campeones de Europa, 2 Ligas y 2 Supercopas le contemplan. Ronaldinho fue la alegría del Barça, hasta que en el verano de 2006 su sonrisa empezó a apagarse. El círculo virtuoso, concepto con el que Joan Laporta acuñó su proyecto en el verano de 2003, se detuvo entonces y desde entonces no ha vuelto a ponerse en marcha.

De eso hace dos años, los que ha pasado el equipo sin sumar un solo título. En los últimos tiempos, los rumores sobre su disipada vida, sobre su gusto por la noche han ido en aumento, mientras decrecía su rendimiento y el del equipo, pero ésa no es la historia de Ronaldinho en el Barça.

El brasileño ilusionó a los culés, invirtió la historia perdedora del club en los últimos años y fue el emblema de uno de los mejores Barcelonas de la historia. 92 goles en 198 partidos, mejor jugador según la FIFA en 2004 y en 2005, Balón de Oro en 2005 y Mejor Jugador según el FIFPRO en 2005 y 2006, pero más allá de eso, fue el motor del Barça del 'jogo bonito', el responsable de que los niños barcelonistas lucieran orgullosos las camisetas con el 10 y la inscripción Ronaldinho en sus espaldas.

El brasileño debe irse por la puerta grande del Camp Nou, porque pocos barcelonistas como él salieron aplaudidos del estadio Santiago Bernabéu después de un histórico partido, porque prácticamente nadie puede marcar un gol como el que logró en Stamford Bridge, en un tiro imposible con Carvalho y Cech como invitados.

Un imán para todos

Pocas veces en la historia del fútbol, un jugador ha sido tan determinante y ha ejercido tanta influencia sobre el terreno de juego a sus compañeros. Definió muy bien la situación el secretario técnico del equipo, Txiki Begiristain: "Ha sido un imán para todos. Para Eto'o, para Deco... ¿Quién no quiere jugar con él?", se preguntaba.

Sin poder despedirse del Camp Nou, que lo idolatró durante unos años, Ronaldinho habrá dicho adiós. Atrás habrán quedado ofertas en el pasado que no llegaron a concretarse, como aquella fabulosa de 100 millones del Chelsea de Abramovich, cuando empezaba a despuntar o los continuos rumores sobre su marcha al Milán, club que finalmente ha conseguido sus servicios.

Arropado por su hermano, Roberto; su madre, Miguelina; y su hermana, Deisy, el declive de Ronaldinho se hizo patente en cuanto, poco a poco, se fue quedando sólo en su mansión de Castelldefels. Se marcharon Roberto, su madre y su hermana de casa; la estrella se aisló en su mundo y todo empezó a complicarse.

Su primer gol, ante el Sevilla, fue considerado el mejor tanto de la Liga 2003-04; la última vez que marcó con el Barça fue el pasado 1 de marzo de 2008 cuando regaló un tanto de chilena en la derrota de los de Rijkaard en el Calderón (4-2).

En el verano de 2003, el Barcelona pagó 27 millones de euros al Paris Saint Germain por el jugador que cuadró el círculo virtuoso de Laporta. Cinco años más tarde, lo ha vendido por 25 millones. El barcelonismo pierde a un ídolo, a uno de los mejores jugadores de su historia, a la altura de Josep Samitier o de Ladislao Kubala.

Ahora con 28 años, Ronaldinho, el otrora mejor jugador del mundo, está dispuesto de iniciar una nueva vida lejos de los focos de Barcelona. Quiere volver a ser el que era, parece complicado que lo consiga