China expulsa al "turista olímpico"
- Julio Tijero posó con la camiseta de la selección para una campaña
- Su visado temporal no será renovado hasta septiembre
Se llama Julio Tijero, es español y su rostro ejemplifica en carteles promocionales de los Juegos la imagen del turista olímpico, un honor que no ha evitado que lo enviaran de vuelta a casa, al igual que a otros miles de residentes extranjeros, debido a la política de visados aplicada por la cita deportiva.
Hace unas semanas Tijero se vio envuelto en uno de los rituales iniciáticos que vive el extranjero en China: lo llamó el amigo de un amigo que buscaba una pareja de extranjeros para posar para una campaña de publicidad, y al día siguiente se presentó, ataviado con una camiseta de la selección española, con una amiga francesa.
"Necesitaban una pareja de laowai (extranjeros, en mandarín)", señaló a Efe Tijero, profesor de 34 años. "Sonaba divertido, y con sentido del humor posé con la camiseta de la selección de fútbol".
Poco se imaginaba que su imagen iba a aparecer unos días más tarde en los 500 puestos de voluntarios olímpicos que se han desplegado por todo Pekín pocas semanas antes del evento deportivo.
"No sé si doy la imagen de turista ideal, con esa cara de tonto que me sacaron, y desde luego nunca iría a unas Olimpiadas a hacer turismo, con lo bien que se ven en la tele", señala divertido.
Como otros muchos extranjeros en China, Tijero disfrutaba de un visado de negocios "F", que se extiende a académicos, empresarios, contratados o estudiantes por periodos inferiores a un semestre.
A pesar de ser la imagen del "turista olímpico", hace dos semanas Tijero tuvo que abandonar China ya que, como a miles de residentes, las autoridades no renovarán su documento hasta septiembre.
"La repentina y brusca reacción de expulsarnos nos pilló con la guardia baja, y aún teniendo contrato (de trabajo) no accedían a hacerlo", explicó este español.
El "F" ha sido uno de los visados más castigados por los nuevos procedimientos para los Juegos, y es un documento que da fe de la flexibilidad que han mostrado las aduanas chinas en los últimos años para con quienes buscan experimentar el "milagro chino".