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Así es el 'tiburón' de Baltimore

  • El nadador acumula ya 32 récords mundiales
  • Nada 80 kilómetros a la semana, a razón de cinco horas diarias
  • Desayuna ocho huevos fritos, ya que necesita 7.000 calorías al día

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Así es el 'tiburón' de Baltimore

Nadie diría que cuando era pequeño le daba miedo el agua. Nació en Baltimore en 1985 y desde que a los 7 años se lanzó a la piscina venciendo su pánico, no ha parado hasta convertirse en leyenda.

A los 11 años fue descubierto por su entrenador, Bow Bowman, que comenzó a preparar a quien parecía destinado a arrebatar el record de Mark Spitz.

Phelps hizo del agua su medio de vida, abandonó sus estudios nada más acabar la secundaria y pasó de "amateur" a profesional saltándose los campeonatos universitarios.

Comienza el "show de los records"

Su primer record fue ser el nadador más joven en participar en unos Juegos Olímpicos. Con apenas 15 años selló su actuación en Sidney 2000 con un meritorio diploma al ser quinto en los 200 metros mariposa.

Comenzaba así a escribir su capítulo dentro de la historia del deporte. En 2001 ganó su primer título absoluto: la medalla de oro de los 200 metros mariposa en el Mundial de Fukuoka (Japón), prueba en la que estableció, además, un nuevo récord del mundo (1 minuto 54,58 segundos). Ya era el plusmarquista más precoz de la historia.

Como si batir records fuera adictivo, Phelps consiguió en 2003 ocho récords mundiales en cuarenta y un días, varios de ellos de calibre insospechado. Aquel año, en el Mundial de Barcelona, se reveló al mundo como el nadador con mayor proyección de la historia, al ganar, con apenas dieciocho años y a título individual, tres medallas de oro: 200 metros mariposa, prueba en la que en semifinales batió el récord del mundo (1 minuto 53,93 segundos), 200 metros estilos (1 minuto 56,04 segundos; récord del mundo) y 400 metros estilos (4 minutos 9,09 segundos; récord del mundo).

A partir de entonces Michael Phelps pasó de ser un chico del Estado de Maryland a convertirse en la "bala de Baltimore", "niño prodigio" o su apodo más popular, "tiburón de Baltimore". Cualquier referencia a lo humano le empezó a quedar pequeño.

De deportista de éxito a leyenda

En Atenas 2004 fue allanando el terreno para su azaña de Pekín. En los anteriores Juegos  ya se hizo con medallas de oro de 100 metros mariposa, 200 metros mariposa, 200 metros estilos, 400 metros estilos, 4 x 200 metros estilos y 4 x 100 metros estilos, prueba en la que no compitió en la final, pero se ganó el derecho a la medalla por haber participado y vencido en las semifinales, como establecía el nuevo reglamento.

Cuatro años más tarde, Phelps se ha convertido en el indiscutible rey de los Juegos Olímpicos de Pekín, sus ocho oros le convierten en el deportista que más preseas doradas ha ganado en unos Juegos. Por el momento, es el que más medallas de oro tiene en toda la historia olímpica, gracias, sobre todo, a los 80 kilómetros que nada cada semana.

Para aguantar las cinco horas diarias de entrenamiento, necesita 7.000 calorías, por lo que, entre otras cosas, desayuna ocho huevos fritos cada día. Es un apasionado del rap y antes de competir acostumbra a escuchar sus canciones favoritas.

Todos los heroes tienen sus debilidades, el único «capricho» que se permite el gran Phelps es jugar al baloncesto o al fútbol de vez en cuando. También suele «tunear» su ranchera Cadillac Escalade, que se compró con sus primeros ingresos y a la que ha dotado de pantallas de televisión en los reposacabezas, un equipo de sonido estereofónico con tres reproductores de CD y unas llantas de medio metro de anchura.