España vuelve a una final olímpica tras 24 años
- La generación de oro del baloncesto español gana a Lituania 91 a 86
- Los de Aíto se conjuraron en el último cuarto para ganar el partido
- Los bálticos frieron a triples a España durante los tres primeros cuartos
- La aportación de Reyes y Jiménez, clave para la victoria final
- Gasol, presionado por las torres lituanas, y Rudy aparecieron en los momentos decisivos
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Gasol contra Jasikevicius. Poderío defensivo y en la zona frente a la creatividad y el tiro exterior. Los argumentos de duelo estelar por la medalla de plata estaban servidos. Solo quedaba dilucidar quiénes serían los intérpretes que acompañarían a las grandes estrellas y que decantarían el encuentro hacia uno u otro lado. Sus nombres lo dicen todo: Carlos Jiménez y Felipe Reyes.
El primero estuvo omnipresentes en toda la pista, cogiendo rebotes en ambas canastas y anotando en la línea de tiros libres. El segundo, llevando el peso anotador del equipo cuando a todos le temblaban la muñeca y Gasol se buscaba a sí mismo en el partido.
El resultado, 91 a 86, y, con él, la primera final de España en unos Juegos Olímpicos en los últimos 24 años.
Culminación de un proceso
Con este partido finaliza un camino iniciado en Lisboa hace nueve años, cuando unos pipiolos Gasol, Navarro, Reyes y compañía se atrevieron a ganar a Estados Unidos en la final del mundial junior.
Algunos pensaron que se quedaría en nada, que sería el típico comienzo prometedor que quedaría bien en la conocida mediocridad que venía persiguiendo a nuestro baloncesto desde aquella portentosa final del 84. Pero pronto demostraron que no fue así.
En Atenas, la inexperiencia nos condenó a caer, como siempre, en cuartos, pero este equipo tenía recorrido. Ganó el mundial de Japón de calle y no lo hizo en el Europeo porque la presión ambiental agarrotó el brazo a su estrella y abanderado, Pau Gasol.
Durante muchos momentos, el partido contra Lituania pareció una reedición de esa final contra Rusia, con el pivot de los Lakers resbalando en la pista ante la dureza de las torres lituanas. Menos mal que, en realidad, fue un espejismo.
Jiménez y Reyes
Mientras Gasol patinaba, Carlos Jiménez se transfiguraba en otro Jiménez, Andrés, y cogía rebotes en un lugar y otro de la zona. A su lado, Felipe Reyes se encargaba de mantener a España en el partido a la espera de la vuelta de Gasol.
Y llegó. Gasol metió un mate 'in your face' con tiro adicional en los últimos instantes del último cuarto. Luego, uno tras otro, se vio que la estrategia de Pau era a largo plazo: todos los pivots lituanos fueron cayendo eliminados mientras él, ahora sí, reinaba en la zona.
A su lado, el lugarteniente que siempre había esperado y que necesita ahora en ausencia de Gasol: Rudy Fernández. Dos acciones suyas al comienzo del último cuarto sirvieron para empatar el partido, mientras su acierto desde la línea de tiros libres, junto con el de Jiménez, terminó por darnos el pasaporte a la gloria.
Un cuarto para cada uno
El primer cuarto enseñó las cartas de España. Gasol pletórico con sus mates y ally-up, mientras Garbajosa se despegaba de la pintura y tiraba triples uno detrás de otro.
Luego, en defensa, Carlos Jiménez se encargaba de anular a Siskauskas, auténtico hombre fuerte de la intendencia de Jasikevicius, contra el que Raúl López ¿sustituto preferente del lesionado Calderón- hacía lo que podía.
Los de Aíto mandaban en el marcador, aunque fuese por la mínima, gracias a sus rebotes ofensivos y sus robos de balón y pese a su mal porcentaje de tiros libres. Los lituanos se mantenían a escasa distancia gracias a algo que no es precisamente su especialidad, los tiros de dos.
En cambio, el segundo cuarto fue el negativo de las buenas sensaciones del primero. Gasol se fue al banquillo, la agresiva defensa lituana cegaba a los nuestros de cara al aro y, sobre todo, Lituania se inspiró desde la línea de triples.
El resultado: de un prometedor 28 a 20 se pasó a un 31 a 30 a favor de los lituanos, que encadenaron tres triples consecutivos.
Triples frente a tiros libres
Y entonces, como antes Lituania, a España le tocó defenderse en el marcador con lo que peor se le está dando, los tiros libres. Raúl López y Ricky Rubio evitaron que los bálticos se alejasen en el marcador, aunque con el inconveniente de que cuando anotaban de dos, los lituanos lo hacían de tres.
Al volver del vestuario, el problema seguía ahí. Gasol se resbalaba y fallaba tiros consecutivos. Jasaitis anotaba cada vez que se ponía detrás de la línea de 6,25.
Aíto se encomendaba a los que siempre están ahí, llueva o truene, sea un partido decisivo o no. Felipe Reyes anotó siete puntos, Carlos Jiménez afrontó la canasta con una seguridad desconocida, pero aún así seguía siendo insuficiente.
El último cuarto es el que iba a decidirlo a todo y, entonces, como un acordeón, España empezó a estirarse y contraerse en la cancha para cercar a su rival. Era su partido, era su oportunidad, era su cita con Epi, Jiménez, Solozábal, Romay y compañía. Y no les defraudaron. Ya han demostrado que son tan buenos como eran ellos. Para el próximo domingo queda un reto aún más difícil: probar ganando al mejor 'Dream Team' de los últimos años que son aún mejores.