Bilbao reinventa el ajedrez profesional entre cristales
La Plaza Nueva de Bilbao puede pasar a la historia precisamente porque de allí surgió el nuevo ajedrez. Durante diez días, una gran urna de cristal en el centro de la capital vizcaína está está acogiendo la final del Grand Slam, que reúne a los maestros mundiales.
Y todavía podría marcarse más la nueva época si el noruego Magnus Carlsen, todavía menor de edad, sale de allí como nuevo número uno, algo que a mitad del torneo es así virtualmente.
Decenas de espectadores acuden cada día, incluso bajo la lluvia, a ver las partidas de los mejores ajedecistas a través de un un cristal a prueba de balas, de 8x8 metros (y 4 de altura), con los comentarios de expertos que tratan de explicar los movimientos salidos de esas mentes prodigiosas, lo que más rompe con el tradicional silencio de los torneos.
Naturalmente, la urna está insonorizada y los jugadores no están confinados, sino que disponen de un área de esparcimiento.
En una época en la que internet gana terreno en el ajedrez, el retorno a la plaza pública puede suponer una nueva forma de practicarlo profesionalmente.