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Los trabajadores del fútbol

  • Un gran número de trabajadores prestará sus servicios en el España-Armenia

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La selección española levanta pasiones allá por donde pasa. En Murcia, la ciudad se revolucionó con el primer partido de la "roja" tras proclamarse campeona de Europa. Lo mismo ha ocurrido en Albacete, donde el equipo jugará contra Armenia. Ésa es la idea: que cualquier ciudad española, al margen de su tamaño, pueda acoger y disfrutar un partido de la selección.

El Albacete, o "Alba", como le llaman cariñosamente sus aficionados, milita actualmente en Segunda división y es la mayor expresión deportiva de la ciudad. Esta afición, acostumbrada a ver los altibajos de su equipo, ha acogido al equipo de Vicente del Bosque con el mismo fervor agradecido. El Carlos Belmonte, por un día, se va a convertir en la casa de la selección, y los albaceteños en sus anfitriones.

Pero no todos van a poder disfrutar como quisieran del juego del campeón de Europa. Mientras unos se limitan a contemplar el encuentro, hay otras personas que trabajan y que velan por que todo salga bien. Son los trabajadores del fútbol.

Salvador es uno de ellos. Se ocupará de los servicios sanitarios cuando juegue la selección. "Estamos aquí por si hay alguna lesión o alguna caída de los deportistas, aunque también cubrimos parte de las gradas", explica de su cometido. Salvador no está solo, ya que le acompañan otros 23 asistentes sanitarios, repartidos entre el campo y la grada. "No disfrutamos tanto el día del partido, pero cumplimos con nuestro trabajo, y eso también se agradece", comenta.

Juan es uno de los vigilantes que se harán cargo de la seguridad en el campo durante el España-Armenia. "Es un honor que venga la selección española a Albacete. El problema es que a mí no me gusta el fútbol, ni siquiera conozco a los jugadores", confiesa, y explica que una de sus principales misiones es controlar que nadie salte al campo.

Para Alfonso, la cosa cambia, porque se muestra como un niño con zapatos nuevos con la visita de la selección a Albacete. Él se dedica al mantenimiento del servicio eléctrico. Su trabajo, básicamente, consiste en encender las luces, apagarlas, y que no haya ningún problema durante el partido. "Me da igual trabajar durante el encuentro, porque lo disfruto igual que sentado en casa viendo el televisor. Estaremos de pie y de un lado para otro, pero lo veremos y lo disfrutaremos igual", dice.

Isabel es una joven albaceteña que trabaja en el bar del estadio. Para ella no supone ningún problema el hecho de tener que atender detrás de la barra cuando se esté jugando el partido, porque, aunque poco, confía en poder ver algo. "Me gusta más estar aquí durante el partido que verlo en casa, por el ambiente. Es siempre mejor verlo de cerca", declara.

Más abajo, en el césped, estará Diego, uno de los recogepelotas. Habitualmente, desempeña su cometido los domingos que juega su "Alba" en casa, pero esta vez será especial. "Mi misión es coger las pelotas, si salen, para no perder tiempo. Prefiero ver el partido aquí antes que en casa, porque estoy a pie de campo y puedo ver y estar cerca de los jugadores".

Carlos es de Madrid y es vendedor ambulante. En su puesto hay sobre todo banderas y bufandas. Su horario laboral, como explica, se extiende de sol a sol: "Mañana estaré desde las 9 de la mañana hasta la 1:30 de la noche". Respecto a la selección y las pasiones que despierta, comenta: "Ahora la gente viene con más alegría que antes de la Eurocopa. El fútbol hace país. Es el deporte rey y hace patria. Lo que hemos visto este verano con las banderas de España solo puede ocurrir con el fútbol".

Como dice Carlos, el fútbol, o más concretamente la selección nacional, es patrimonio del país al que pertenece. Por eso Albacete ha recibido a su selección con los brazos abiertos.