Contador vuelve a ganar y sentencia la Vuelta
- Contador realiza una autentica exhibición de fuerza y ambición
- Ezequiel Mosquera realiza un gran trabajo pero sólo piede ser tercero
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Alberto Contador, del Astana, se ha vuelto a mostrar intratable con otra lección en solitario en la decimocuarta etapa disputada entre Oviedo y Fuentes de Invierno, de 158 kilómetros, la segunda jornada de montaña en Asturias donde el madrileño ha reforzado el maillot oro con un "disparo" en el centro de la diana que apunta hacia su primer triunfo en la Vuelta.
Después de la exhibición en El Angliru, Contador hizo otro alarde de poderío y ambición con un ataque a un kilómetro de meta en el que distanció a su compañero Levi Leipheimer y al gallego Ezequiel Mosquera, protagonistas de la escapada definitiva en la lucha por la victoria.
Contador, único español que ha sido líder en las tres grandes junto a Miguel Indurain, mostró su fortaleza, indiscutible y contundente. Saltó como un cohete arruinando las ilusiones del corredor gallego, artífice de la selección de favoritos en el tramo final. El ciclista del Xacobeo Galicia soñaba con que el Astana le dejara ganar, pero en la Vuelta nadie regala nada.
El campeón de Pinto desenfundó de nuevo, imponiendo la ley del jefe del pelotón, y se ganó el derecho a ponerse la montera picona asturiana en el podio, de donde no se bajará hasta Madrid. Aventajó en 2 segundos a Leipheimer y en 4 a Mosquera.
El holandés Robert Gesink, que cotiza al alza, pasó a 20 junto a Carlos Sastre, otra vez en apuros, lejos de sus momentos más felices. Alejandro Valverde trabajó con su equipo por lo máximo, pero se dejó en el empeño un minuto. "Estoy en un momento dulce y quería aumentar la ventaja", ha dicho Contador. Dicho y hecho.
La montaña asturiana ha zanjado el debate de la Vuelta: Contador se convertirá en el primer español en ganar las tres grandes por etapas. Lo admiten sus rivales. "Eso está claro", dijo Valverde. El ganador del Giro ya tiene a Leipheimer a 1.17 minutos y a Sastre en el tercer escalón a 3.41, todo un mundo. Quedan como aspirantes al cajón Ezequiel Mosquera, cuarto a 4.35, Gesink, quinto a 5.49 y Valverde a 6 minutos. Si los Pirineos no aportaron demasiadas emociones, las jornadas del Angliru y Fuentes de Invierno destaparon al mejor Contador.
Una jornada rápida, cerrada a 37 kms/hora. Una marcha considerable teniendo en cuenta que los corredores salvaron 6 puertos, tres de ellos de primera: La Colladona, La Colladiella y San Isidro, final de etapa.
El pelotón se movió desde la capital del Principado. En el kilómetro 15 ya se había formado una escapada de 11 corredores, con los españoles David Arroyo (Caisse D'Epargne), Xavier Florencio (Bouygues), Iñigo Landaluze (Euskaltel) y David García e Ivan Mayoz (Xacobeo). También viajaban el italiano Damiano Cunego y el belga Van Goolen.
Una fuga controlada en todo momento por el Caisse D'Epargne. El objetivo era la victoria Valverde, destacado en el Angliru y ansioso por borrar el "despiste del Caracol". Los de Unzue nunca permitieron que el retraso superase la barrera de los 4 minutos.
El ascenso a San Isidro cambió el decorado. Los escapados tiraron la toalla uno a uno, hasta llegar a Van Goolen (CSC), el último en claudicar. El Astana tensó la marcha con Sergio Paulinho, pero fue Mosquera el que decidió quemar las naves para internar conocer la gloria de cerca.
El gallego fundió los plomos a Valverde y Sastre y se quedó con los peores enemigos posible: Contador y Leipheimer. Como se dejó la piel para romper la carrera, el discípulo de Alvaro Pino esperaba un detalle de los corredores del Astana. No les llevó a pedir compasión "porque Contador salió a toda leche" y no le dio tiempo.
Y ahí se acabó la historia del sueño de Ezequiel y empezó el de Contador. Inapelable. Se puso de pie en su bicicleta y a bailar la danza de los campeones. La que le puso en la meta en un abrir y cerrar de ojos. La segunda clase magistral consecutiva. Juventud, divino tesoro.