El CSKA derrota al Madrid con un marcador de infantiles
- Los blancos pierden ante el vigente campéon de la Euroliga por 54-58
- Joan Plaza sigue sin encauzar el rumbo de los suyos
- Pese a su calidad, ambos equipos se contagiaron el mal juego
El CSKA de Moscú llegó a Madrid con la vitola de vigente campeón de la Euroliga y habiendo ganado los dos primeros partidos de la competición. Por su parte, los blancos querían enmendar su mal inicio liguero que ha dejado en la cuerda floja a Joan Plaza. El encuentro parecía tener suficientes alicientes, pero acabó con un paupérrimo marcador.
Fue una noche de desaciertos ofensivos en el que ambos equipos estuvieron muy rácanos en ataque. El tanteo del primer cuarto (10-11) fue el augurio certero de la deriva que tomaría el encuentro. Todos fallaban. Langdon, una de las estrellas moscovitas, estuuvo desaparecido. Morris lanzaba de tres y no tocaba aro. La estadística de triples del CSKA terminó en un espantoso 5 de 27.
Pero si los moscovitas estuvieron obtusos en ataque, peor le fueron las cosas a los de Plaza. Hervelle sigue siendo una sombra de lo que fue. El suizo no consigue arrancar desde que empezó la temporada. Mumbrú tampoco anduvo fino y los blancos tampoco pudieron contar con el revulsivo de Bullock.
Y si en ataque el Madrid no andaba bien, también presentó carencias en defensa. Los moscovitas fallaban, pero recogieron una veintena de rebotes en ataque, lo que les permitió cómodos segundos intentos.
El CSKA de Moscú acusó la baja de su base Holden, que estará tres semanas de baja. Sólo Planinic, con trece puntos y tres triples, se salvó de la quema.
- Más carácter que acierto en los minutos finales
Pese a que los de Plaza habían dominado la primera mitad del partido (se fueron al descanso con 28-23), los locales llegaron a los minutos finales perdiendo, con un 47-53 a falta de dos minutos. A falta de acierto, el equipo tiró de casta y empujó en los segundos finales para tratar de lograr la victoria.
No pudo ser y el partido se terminó, lo que, visto el escaso marcador y la retahíla de errores por ambos bandos, era lo mejor que podía pasar.