El Madrid no tuvo un plan de rescate
- En un partido en el que Schuster estuvo conservador, el equipo volvió a caer derrotado
- El Madrid no creó ocasiones y volvió a mostrar debilidad defensiva
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Si Valladolid era el termómetro que iba a medir la gravedad de la crisis blanca, la cosa acabó en recesión, ya que un gran gol del uruguayo Canobbio derrotó a un Madrid que sólo "empujó" al final ante el repliegue del adversario, lo que convirtió a Asenjo en uno de los valedores del loable triunfo local [Narración minuto a minuto].
La asimetría del Real Madrid le hace un conjunto vulnerable, porque cualquier equipo con una banda izquierda solvente y vertical puede hacerle daño. Se lo hizo el Real Unión en la Copa y Schuster tomó precauciones ante un Valladolid que llevaba mucho tiempo sin oficiar de "matagigantes".
El técnico alemán sí debió hablar esta vez en el vestuario porque el Madrid salió organizado en la presión, trabajador y consistente en medio campo ante un Valladolid sin delanteros natos pero inicialmente acometedor, como es habitual.
Mendilibar no duda, siempre manda percutir a los suyos, ante cualquiera y en cualquier parte. Es una especie de General Custer al frente del Séptimo de Caballería y ni siquiera morir "con las botas puestas" en el Camp Nou (6-0) resquebraja ese planteamiento inicial, aunque esta noche sólo duró quince minutos, el tiempo que tardó el rival en asentarse.
Y es que enfrente había un Real Madrid que defendió mejor en la primera mitad. Tal vez había tocado fondo el pasado martes en este aspecto, pero es que, además, los técnicos son siempre cautelosos cuando sufren un "ataque" de estrategia. Schuster también se volvió conservador esta noche tras las críticas por los malos resultados.
Solución defensiva con Javi García de inicio
La entrada de Javi García, más defensivo que el holandés Sneijder, era un modo de "coser" los agujeros del medio campo madridista. La idea sólo funcionó en la primera parte, aunque tampoco la configuración de la plantilla le ofrecía más soluciones al técnico alemán.
Así las cosas, García Calvo, en un testarazo espectacular, opositó a marcar el primer gol, pero el brasileño Marcelo lo impidió bajo palos (min. 12). Mientras tanto, el Madrid atacaba por el centro y allí, precisamente, Vivar Dorado perdió dos balones que dieron opciones al rival, sobre todo una de Higuaín que abortó Asenjo tras un disparo raso y cruzado del argentino.
El Madrid no perdía la posición, pero tampoco tenía "chispa" arriba y eso que hoy estaba Raúl frente a su víctima favorita. El "7" no estuvo bien, sólo bullicioso ante un equipo al que ha hecho su mejor promedio de goles (14 en 21 partidos) y eso que parte de su familia es de Medina del Campo.
Madrid reservón y sin crear ocasiones
El partido era de esos trabados, con imprecisiones y peleas, pero sin pausa, sin juego, sin fútbol. Los fallos predominaban sobre los aciertos y mientras el Valladolid era una máquina de perder balones, el Madrid no arriesgaba, Schuster no quería perder.
Con estas propuestas, el fútbol no encontró un solo resquicio por el que asomarse. El Valladolid no tenía pegada y el Madrid no quería encajar golpe alguno. No había hostilidad, sólo amagos y "guantazos" al aire. Primer tiempo, combate nulo.
En la reanudación, el Valladolid golpeó en frío. Una jugada de Pedro León por la derecha acabó en un centro que "cazó" el jugador local con más clase, Fabián Canobbio. El centrocampista uruguayo tuvo tiempo suficiente para diseñar un disparo rotundo y colocado desde la frontal del área que batió a Casillas en el minuto 48.
El equipo de Schuster acusó el gol, se tambaleó por momentos y no tuvo argumentos para reaccionar. El Real Valladolid se volvió insolente y su empuje racial zarandeó al Madrid en una fase en la que sólo Gonzalo Higuaín, en una jugada embarullada, y Sneijder pudieron empatar.
En los últimos minutos el Valladolid cedió campo, se protegió y el Madrid apretó con dos suplentes, Sneijder y Drenthe. Sin embargo, ese "arreón" fugaz de los madridistas y una soberbia salida de Asenjo ante Rául no es bagaje suficiente para una plantilla obligada a dar mucho más. El triunfo local fue tan sufrido como meritorio.