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El Madrid pierde un partido dantesco

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El Madrid pierde ante el Panionos

El Real Madrid pierde su tercer partido del Grupo D de la Euroliga de baloncesto, en cancha del modesto Panionios griego (68-66), y se complica su clasificación al Top-16. El resumen hasta ahí es cierto, pero no refleja la locura de partido que se vivió en el Hellenikon Arena.

Los de Joan Plaza llegaron a rozar el rídiculo, alcanzando una desventaja de 25 puntos que ponía el 'basket-average' a favor de los griegos (que se quedan también con tres victorias y tres derrotas) hasta bien avanzado el tercer cuarto.

Entonces fue cuando apareció la muñeca de Marko Tomas para devolver a los blancos a la lucha. La esperanzadora aparición del croata marcó un antes y un después en el desarrollo del partido.

El antes: tras un inició dentro de la lógica, con un parcial de 2-12 visitante, empezó el cúmulo de despropósitos. No fue el día de Bullock ni de Reyes, baluartes en otros encuentros. No fue el día del equipo en ataque, que se estrellaba impotente contra el muro de Baxter y Nikolic.

Tampoco funcionaba la defensa, o les salía hasta lo más inverosimil a los griegos, según se mire. No obstante, algo debieron contribuir las 11 pérdidas de balón en el primer tiempo.

El después: el Real Madrid salió en el tercer cuarto con ganas de dar una lección de cómo se debe jugar al baloncesto, sin duda reforzada con la lección anterior de cómo no jugar. La defensa en zona logró ralentizar el ataque del Panionios, mientras la muñeca de Marko Tomas causaba estragos en el perímetro griego. Otro golpe de moral: el tercer cuarto terminó con un triple sobre la bocina de Mumbrú desde casi la mitad de la cancha.

Además, Massey y Hervelle lograban por fin cerrar el rebote. Pero continuaban fallándose ataques producto de los nervios. Tomas, quién si no, puso el 63-64 a favor de los blancos, pero dos acciones de tiros libres de Ntikoudis, primero, y Cvetkovic (el mejor del Panionios) volvieron a dar ventaja a los locales.

Tras un intercambio de canastas (68-66), la última posesión estaba en manos del Madrid. Pero los nervios, las prisas y las ganas de querer terminar por la vía rápida con un triple, en lugar de asegurar la prórroga con una canasta fácil, frustraron las esperanzas del conjunto madridista. De todas formas, en tan sólo dos segundos no se puede arreglar un desaguisado de 40 minutos.