"Llegamos a pensar: o viene la Virgen o no salimos"
- Los tres montañeros canarios cuentan su historia tras tres días aislados
- Se encontraban en el Monte San Valentín, donde les sorprendió una ventisca
- Los alpinistas soportaron temperaturas de quince grados bajo cero
Los tres alpinistas rescatados este viernes por un helicóptero del Ejército chileno tras pasar tres días aislados en la Patagonia han empezado a relatar lo ocurrido, tras recuperarse en el hospital de Coyhaique, al sur de Chile, de una leve deshidratación.
El escalador Juan Diego Amador afirma que el momento más crítico se produjo cuando la intensa nevada sepultó las tiendas, y en varios momentos "nos miramos a la cara y pensamos: aquí se nos aparece la Virgen María o no salimos".
Así lo cuenta el montañero tinerfeño en declaraciones a la emisora Canarias Radio, tras ser rescatado junto a sus compañeros de expedición, el bombero del consorcio de Tenerife Tomás López y el policía local de Granadilla de Abona Alfredo Ramírez.
Amador dijo que han sido "tres días muy muy largos" en los que no ha dormido, y aseguró que el incidente comenzó cuando el lunes planificaban el ascenso a la cumbre del Monte San Valentín y tenían todo el material preparado para salir al amanecer. Sin embargo a medianoche se produjo "la primera sorpresa" cuando el barómetro comenzó a marcar "radicalmente" una bajada de presión muy fuerte, "como no he visto en ninguna otra montaña" del mundo.
Amador sabía que este fenómeno ocurre en la Patagonia y se traduce en un frente frío acompañado de nieve, por lo que sobre la marcha se procedió a asegurar la tienda y a montar un turno de guardia nocturna con los compañeros.
Así lo hicieron hasta que empezó a nevar muy fuerte y entonces decidieron que cada media hora uno de ellos quitaba la nieve mientras el resto descansaba.
Este trabajo "no ha parado hasta hoy" pues el montañero precisa que no describiría la meteorología como una "nevada" sino como "un viento blanco, un flujo de nieve que se nos venía encima y que ocultaba la tienda mucho más rápido de lo que éramos capaces de palear".
"Los muros de nieve crecían tan grandes que había que desenterrar la tienda y trasladarla de sitio y volver a empezar", detalla. El momento más crítico se produjo cuando la nevada llegó a ser tan intensa "que no podíamos evacuar la nieve y una de las tiendas desapareció con dos miembros dentro, por lo que tuve que coger una navaja y cortarla para poder salir", explica.
La nevada era tan grande que sepultó a la segunda tienda que habían preparado y que se pudo recuperar, lo que Juan Diego Amador califica como un momento "delicado porque si no, no estaríamos hablando ahora".
Los montañeros tinerfeños tuvieron que moverse buscando el lugar más abrigado "casi corriendo delante del temporal" y en ese momento fue cuando dieron la voz de alarma, "algo que a mí siempre me cuesta y que he dado en muy pocas ocasiones, pero sabía que si esa tienda, que era más frágil que la anterior, se rompía, nos íbamos a quedar como pajaritos allá arriba".
Preguntado por si piensa subir de nuevo el Monte San Valentín, Amador responde con un "no rotundo" y asegura que ahora lo que desea "por respeto y dignidad" es regresar a Canarias "y tomarnos el turrón de Nochebuena en casa, con el calor de los amigos y las familias".