Badiola, luces y sombras de una breve presidencia
- El ex presidente de la Real Sociedad tuvo un apoyo abrumador en su nombramiento
- Ha presidido la entidad donostiarra menos de un año
- Obtuvo logros como la renovación de Xabi Prieto, además de otros fichajes que ilusionaron
- Quiso hacer una profunda auditoría para hallar responsables de la situación
Iñaki Badiola es, desde este sábado, ex-presidente de la Real Sociedad tras la decisión de Junta de Accionistas que ha acordado la remoción de su consejo de administración y su sustitución por Jokin Aperribay.
Badiola no ha llegado a ocupar el despacho presidencial ni un año, el 3 de enero fue nombrado con un apoyo abrumador para el cargo, motivado en parte por una hiperactividad y un duro discurso hacia sus críticos, lo que le ha granjeado muchos adversarios en los últimos meses.
En el balance de su gestión destacan logros como la renovación de Xabi Prieto, un jugador por el que suspiraban equipos de Primera División y al que, por medio de su representante, consiguió convencer para seguir en Segunda e implicarle en un proyecto que no estaba del todo claro.
El casi ascenso a la máxima categoría, frustrado en el tiempo de descuento del penúltimo partido en Mendizorroza, o los fichajes que ilusionaron a una afición que llegó a marcar registros históricos de asistencia en el final de la campaña pasada son otros de sus méritos más alabados.
En el centro de la balanza, sin acuerdo sobre si fue o no positivo, se sitúa la decisión de hacer una profunda auditoría a los gestores anteriores del club para determinar quienes fueron los causantes de que la Real esté en Segunda División, pero esa "due dilligence" desveló otros aspectos indeseados, como un presunto fraude en la tributación del Iva, posibles pagos en dinero negro o la existencia de una caja B, según Badiola.
Los rivales, cuando no enemigos encarnizados, iban ya formando cola mientras se producían sonoros desencuentros como el que tuvo lugar con el ex técnico del Liverpool, Pako Aiestarán, su principal reclamo electoral, por el interés de éste de contratar a Juan Carlos Oliva como técnico. Una desafortunada frase dedicada al mismo Oliva, "si viene aquí, a éste nos lo violan en el vestuario", demostró que la retórica no era su principal virtud.
Los encontronazos con la Diputación Foral, entrenadores, médicos, jugadores, empleados del club y sus pulsos a los administradores concursales, entre otros, han sido finalmente determinantes para aglutinar a todos los sectores descontentos con su gestión, que se han unido para recolocarlo de nuevo como hombre de negocios y alejarlo de un fútbol que para él, como desvelaba en las conversaciones grabadas a Jesuli para demostrar el amaño de partidos en la categoría, "está podrido".