España sigue vapuleando
- Segunda jornada de la fase de grupos del Mundial de Balonmano
España liquidó el segundo trámite mundialista frente a Cuba igual que hizo con el primero (Kuwait), con otra contundente victoria (20-45) antes de su verdadero Mundial de balonmano que comenzará mañana con el partido frente a Suecia (18.30 horas, Split).
Cuba regresaba diez años después a un Mundial y la imagen distó mucho del gran equipo que acabó octavo en Egipto'99.
Aquella formación, que llegó incluso a derrotar con contundencia a Dinamarca en octavos de final (32-24), estuvo liderada por Rolando Uríos (máximo realizador de la cita), Julio Fis, Ivo Díaz, el malogrado Vladimir Rivero y Renaldo. Todos ellos estrellas, poco después, en España y Hungría.
Pero el balonmano, que como casi ningún deporte vive del pasado, fue hoy en Split cruel con los mejores representantes cubanos. España mostró una insultante superioridad, como lo hizo la víspera el equipo sueco, y el partido acabó como empezó: con un monólogo del equipo que dirige Valero Rivera.
El encuentro se convirtió muy pronto en una antología del contraataque. En esa faceta los extremos españoles dieron un recital de lanzamientos: en carrera, en salto con caída, rectificados, vaselinas, roscas y a los cuatro ángulos.
Atravesado el ecuador con 24-10 la cuestión se centró en el intento de superar la barrera del medio centenar de goles. La mente de Rivera, de sus técnicos y de parte de la plantilla se liberó para dar rienda suelta a la imaginación balonmanística, con un porcentaje de la materia gris pendiente del trascendental choque con Suecia.
El partido frente al combinado nórdico dará el pistoletazo de salida al auténtico Mundial para los de Rivera. Si España cae derrotada con los suecos, se verá abocada a conseguir una heroicidad: ganar después a Croacia, la anfitriona empujada por 12.000 gargantas enloquecidas.
Atravesar esta primera fase sin puntos dejaría a España casi sin opciones reales de meterse en las semifinales. Sumar los dos puntos frente a los suecos se convierte, pues, en el ejercicio fundamental para el devenir del equipo español en el Mundial.