España certifica su peor clasificación
- Los españoles se han impuesto a los egipcios (28-24)
- Los de Valero Rivera han terminado el Mundial de Croacia en su peor clasificación
- 'La Roja' acaba en el decimotercer puesto, encabezando la lista de las peores selecciones
La actitud casi siempre lo dice todo y solamente con una simple observación de cuál fue el talante de los jugadores españoles después de vencer a Egipto, en el partido por el decimotercer puesto del Mundial de balonmano, se deduce que no hay motivo alguno para estar felices.
Cansados, serios, deportivos, eso sí; sin gestos de alegría colectiva ni individual. En definitiva, los españoles terminaron serenamente aliviados por este purgatorio de la Copa Presidente.
El balonmano español comenzó su etapa más exitosa en 1996, con la plata en el Europeo y el bronce olímpico. Después se sucedieron más medallas (plata en el Europeo del 98, bronce en el de 2000 y bronce en Sydney), y dos cuartos puestos (Mundiales de 1999 y 2003).
Todo ello, excepto en 2003 con César Argilés, siempre bajo la batuta de Juan de Dios Román, ahora presidente de la Federación de este deporte.
Después, en 2005, Juan Carlos Pastor debutó al frente del equipo nacional con el triunfo en el Mundial de Túnez en 2005. A este éxito sin precedentes le siguieron la medalla de plata en el Europeo de 2006 y el bronce olímpico de Pekín.
Tras esos éxitos, de golpe y porrazo, en sólo cinco meses, España ha pasado a concluir decimotercera en un Mundial. Es decir, en Croacia acabó como la mejor del grupo de los torpes.
Valero Rivera, el gran entrenador del "Dream Team" del FC Barcelona, ha sido el conductor de este equipo, y por tanto el máximo responsable del desaguisado, aunque su comportamiento haya sido siempre ejemplar.
Pero lo cortés no borra lo demás. Rivera, que estuvo alejado durante más de cuatro años de los banquillos, deberá reflexionar tras este torneo sobre la confección de su convocatoria, la idoneidad de alguno de los jugadores, la toma de decisiones desde el banquillo, los medios técnicos utilizados y el conocimiento de sus principales rivales.
En España hay balonmanistas con suficiente nivel y medios técnicos para que este resultado no vuelva a producirse en un futuro próximo.
Otro de los damnificados fue David Barrufet, el gran portero y capitán que se despidió de la selección con la medalla olímpica en Pekín. Pero por hacer un favor a Valero Rivera reconsideró su decisión sólo y exclusivamente para este Mundial.
Barrufet, en este segundo triste capítulo de su adiós, no volverá a vestir la camiseta nacional.
En cuanto al partido con los egipcios se repitió la historia de esta Copa Presidente. Resultó tan desangelado como los anteriores disputados por España. El dominio fue de los hispanos, y también España fue mejor en las facetas más importantes del juego.
Pero nadie recordará este triunfo. Tampoco ningún jugador festejó la victoria. Ahora tocar hacer las maletas y regresar a casa.