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Una gran fiesta de patriotismo para olvidar la crisis

  • La Super Bowl ha contado con la actuación estelar de Bruce Springsteen
  • Han homenajeado al jefe de las tropas en Irak y al piloto que amerizó en el Hudson
  • La final ha sido vista por unos mil millones de personas en todo el mundo
  • Récord por un anuncio de TV, a un millón de dólares cada diez segundos

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La final de la Super Bowl, el campeonato de fútbol americano que ha ganado Pittsburgh, ha sido una gran fiesta de patriotismo estadounidense para hacer olvidar la crisis, con récord de ingresos por publicidad y la actuación estelar, por primera vez en 43 ediciones, de Bruce Springsteen.

Springsteen, que no sabe nada del fútbol americano y había rechazado año tras año la invitación de la Super Bowl, ha encendido a los más de 72.500 aficionados que llenaron las gradas del Raymond James Stadium de Tampa (Florida, sur) con una actuación soberbia en el descanso del partido.

En esos 15 minutos ha interpretado la canción que da título a su último álbum, Working on a Dream (Construyendo un sueño) y con la que apoyó el nuevo presidente estadounidense Barack Obama. 

Al final de su presentación, el rockero de 59 años que simulaba ser rebelde, ha dicho que él se iría a Disneylandia, mientras que su esposa debía ir a dormir. 

Pero en sus casas, pocos estadounidenses dormían ante uno de los acontecimientos más vistos del año y que generan un enorme negocio. La NBC ha difundido la señal para una audiencia estimada de 1.000 millones de personas en 220 países, y cobró un récord de 206 millones de dólares por 69 anuncios. A razón de tres millones de dólares por cada medio minuto de publicidad, un 11% más que el año pasado.

El más puro estilo americano

Entonces, la principal actuación corrió a cargo de Tom Petty & the Heartbreakers, y en la semana siguiente incrementaron sus ventas un 196%. Como hoy, sin sobresaltos, aunque desde que Janet Jackson enseñara un seno hace cinco años la señal se emite con retardo.

Antes del partido, la encargada de interpretar el himno fue Jennifer Hudson, la actriz de la raza negra ganadora de un Oscar, que recientemente vivió un drama, al perder a su madre y su hermano asesinados por un cuñado.

Y hubo muchas más exaltaciones patrias. La principal, el desfile de la tripulación del vuelo 1549 de US Airways, encabezada por el comandante Chesley Sully Sullenberger III, que hace un mes hizo un amerizaje de emergencia en el Río Hudson salvando a los 150 pasajeros que iban a bordo. Los héroes recibieron una de las ovaciones más calurosas de la noche.

No fue el único tributo a los aviadores: un escuadrón de seis cazas sobrevoló el estadio para deleite del personal. Pero todavía faltaba aun el último toque de patriotismo, que fue reservado con la presencia del general David Petraeus, actual comandante del Mando Central de las Fuerzas Armadas estadounidenses y que dirigió hasta hace poco las operaciones en Irak.

Petraeus, uniformado, fue el encargado de lanzar la moneda al aire para dar paso a la fiesta deportiva, que era lo principal, ¿o no?