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La oportunidad del Real Madrid

  • Liverpool y Real Madrid llegan a los octavos de Champions con diferentes estados de ánimo
  • El Madrid encadena nueve victorias consecutivas y con el mejor juego de la temporada
  • El equipo de Benítez se aleja del liderato y su conservadurismo le pone en entredicho

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El Madrid, en estado de gracia

Hace dos meses y medio, cuando Juande Ramos fue abruptamente designado timonel de un Real Madrid a la deriva con la misión de enderezar con dignidad el rumbo de la nave y el Liverpool dominaba la Premier League, nadie podía imaginar que a 48 horas del envite ante los 'reds' en el Bernabéu en octavos de final de la Champions, se iba a encontrar en su mejor momento del año, mientras que el temido 'Spanish Liverpool iba a llegar sumido en dudas.

Las tendencias se han invertido, y aunque sobre el papel la eliminatoria es igualada -el Madrid como el Liverpool caminan segundos en sus respectivas ligas a siete puntos del líder, Barça y Manchester, respectivamente- el estado de ánimo, el termómetro en ocasiones más eficaz para medir la fortaleza de un equipo marca más grados en el equipo de Chamartín.

Nueve victorias seguidas, 22 goles -diez en sólo dos partidos- y sólo dos tantos encajados dan alas a un Madrid que en las dos últimas semanas ha pasado de solventar los partidos exprimiendo al máximo la calidad de Robben y el oportunismo de Raúl a desplegar una mayor variedad de recursos, en proporción directa al resurgir de varios jugadores que parecían perdidos para la causa.

Buena parte de la culpa la tiene la concienzuda preparación física a la que ha sometido Juande al vestuario: controles diarios de peso, intensas sesiones físicas que han aportado gasolina a la garra sin rendimiento que había hasta entonces y que, previo paso por la racanería, eclosionan ahora en partidos no sólo solventes, sino a ratos brillantes.

De ello se han beneficiado jugadores como Gago, que otea con mucha más claridad desde el centro del campo mientras un incansable Lass hace un impagable y añorado trabajo de zapa. Las intermitencias de Robben han servido para hallar otro filón, las subidas de Marcelo por el interior izquierdo, liberado de las obligaciones defensivas que hasta ahora habían evidenciado sus carencias y le habían echado a las fieras del Bernabéu. 

Hasta Sergio Ramos ha vuelto como ese jugador pleno de confianza y revoluciones con una tendencia al alegre desenfreno muy positiva para insuflar más ánimo y variantes al ataque cuando el equipo lo necesita.

Ahora, el Madrid ha redescubierto que tiene dos bandas, de lo que pueden sacar gran provecho rematadores instintivos como Huntelaar y merodeadores listos como Raúl o Higuaín. El reingreso de Guti Sneijder contribuye a engrasar la maquinaria en la posesión de balón, asignatura pendiente y clave para controlar el juego en los complicados partidos de Champions, donde un gol en contra marca la suerte.

El estilo Benítez, en entredicho

En cambio el equipo del madrileño Rafa Benítez vuelve el pesimismo. En Inglaterra no se acaba de entender el modo conservador con que gestiona al equipo. Pero los últimos resultados, una derrota ante el Portsmouth a domicilio y el enésimo empate en Anfield ante el Manchester City de Robinho le han hecho perder fuelle y el sueño de volver a ganar la Premier 19 años después se les escapa entre los dedos. 

La presencia de Gerrard Xabi Alonso, ausentes este domingo por lesión y sanción, respectivamente, devolverá al equipo inglés parte de sus mejores virtudes, que Benítez ha de administrar jornada a jornada frente a otros equipos con una plantilla más amplia. 

Es Gerrard, uno de los máximos goleadores de esta edición de la Champions, con cinco tantos, la principal amenaza en el centro del campo y, sobre todo, en la conexión con Fernando Torres en la delantera. Sometido a una recuperación individual, tras el entrenamiento de este lunes el míster lo ha incluido en la convocatoria. El martes, Benitez decidirá si formará parte del equipo titular. 

La Champions es la competición donde Madrid y Liverpool intentarán ofrecer sus mejores versiones. Unos, para por fin dejar en el olvido sus aciagas participaciones de los últimos años, en los que no ha conseguido pasar de octavos cayendo a manos de Juventus, Arsenal, Bayern o Roma; otros, para seguir en la línea de estos cuatro años, con dos finales -una ganada- y una semifinal. 

En cualquier caso, ambos llegan al trascendental encuentro con menos favoritismo del que se preveía el día que ambos equipos quedaron emparejados.