A casa por no arriesgar
- El Atlético empata a cer en Oporto, que pasa por los goles en campo contrario
- Flojo partido de los rojiblancos, que estuvieron muy conservadores
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El Atlético de Madrid empató (0-0) ante el Oporto y se quedó fuera de los cuartos de final de la Liga de Campeones por el valor doble de los goles (2-2, en la ida), en una cita que condenó el conservadurismo de los madrileños.
Abel Resino, técnico del Atlético, sorprendió con una alineación en la que eligió al francés de Sinama Pongolle, en detrimento del uruguayo Diego Forlán, el máximo goleador del conjunto, con la que el técnico madrileño pretendía más velocidad y dinamismo en ataque.
Sin embargo, el cambio táctico, que otorgó equilibrio defensivo, dejó al argentino "Kun" Agüero aislado, ya que en las jugadas en las que el Atlético conseguía llegar a línea de fondo y centrar, faltaba un "matador" del área.
El Oporto, al contrario, tomó la iniciativa del partido y atacó con insistencia por los costados, donde el punta brasileño Givanildo Vieira de Sousa, "Hulk", fue el más buscado.
Sus embestidas ya no eran nuevas para la defensa rojiblanca y los hombres de Abel Resino aprendieron la lección de la ida, en la que el huracán brasileño se exhibió.
La zaga española le anuló con un marcaje muy estrecho, en el que un jugador se pegaba literalmente al delantero y otro apoyaba de cerca. Desactivado el mayor dolor de cabeza, el argentino Lisandro López y el uruguayo Cristián Rodríguez cayeron por su propio peso.
El sistema defensivo planteado por Abel Resino funcionaba a la perfección y, después de quince minutos de dominio local, el Atlético se desperezó.
El centro del campo estaba fuertemente armado, con un gran Paulo Assunçao, que a pesar de los silbidos recibidos en su vuelta al estadio Do Drago, no se intimidó y fue un auténtico pulmón en la medular.
El Atlético, así, ya avistaba la portería del brasileño Helton y el luso Simao Sabrosa, también objetivo de sonoras pitadas por su pasado benfiquista, protagonizó una jugada en la que Bruno Alves parece derribarle dentro del área.
Buen sabor de boca al descanso
"El Kun" es un lujo para cualquier equipo y siempre tiene alguna genialidad escondida en su repertorio. Al final del primer tiempo un quiebro en carrera dejó sentado al rumano Sapunaru, pero el centro no llegó a ningún destinatario.
El Atlético se fue a los vestuarios con buen sabor de boca y con la sensación de poder dar la vuelta a la eliminatoria.
Sin embargo, la buena tendencia del equipo rojiblanco registrada al final del primer periodo no tuvo continuación y "los dragones" reivindicaron su papel de anfitriones con más intensidad en el centro de campo y buscando soluciones ofensivas al margen de "Hulk".
El medio centro brasileño Fernando fue uno de los destacados en la medular lusa, en la que ejerció con intensidad defensiva y criterio en el pase.
Precisamente, un desplazamiento suyo llegó a "Hulk", que, por primera vez, desbordó por la derecha, e inyectó un venenoso pase, interceptado por la zaga del Atlético.
La eficacia defensiva de los rojiblancos era clara, pero de poco servía cuando se necesitaba un gol para llegar a los cuartos de final.
Forlán, que entró al comienzo de la segunda parte, pareció tener un efecto intimidatorio en la defensa local, pero sin traducirse en ocasiones claras.
Los golpes francos del Oporto, sin embargo, empezaron a amenazar la portería de Leo Franco, que salvó, casi consecutivamente, un disparo de Raúl Meireles y un cabezazo de Cristián Rodríguez.
El Atlético, incomprensiblemente, bajó los brazos y el Oporto empezó a asediar al guardameta argentino, quien detuvo un duro disparo desde fuera del área de su compatriota "Lucho" González.
Las ocasiones lusas se repetían con el incombustible "Hulk" atacando por las bandas y Lisandro lópez, que tuvo la mejor oportunidad del partido en un disparo al poste, después de sobrepasar a Leo Franco.
El conservadurismo condenó a los hombres de Abel Resino en el estadio Do Dragao, donde no mostraron el valor suficiente para dar la vuelta a una eliminatoria que se lleva el Oporto con justicia gracias al valor doble de los goles.