La máquina azulgrana mantiene el pulso
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Por segunda semana consecutiva, el Barça volvió a dejar al Real Madrid con la miel en los labios de la remontada, y no dio ningún lugar a dudas. Transmitió en Almería una imagen de solidez general y de especial brillo en el área, degustando paredes en corto y toques fantasiosos entre sus hombres de más talento, en este caso Iniesta y Messi, y con los goles del joven Bojan [Todos los datos del partido].
Nadie echó de menos a Eto'o y Henry, a quienes Guardiola, que tenía ganas de ensayar la capacidad de su equipo para plantar cara en los partidos de 'rutina', había dejado en el banquillo. No hubo síndrome post-Champion ni nerviosismo por el aliento goleador del Real Madrid en la víspera. Sólo una máquina cuyas correas de transmisión no sólo no chirrían, sino que siguen creando sinfonías.
La prueba de la ausencia del nueve fue todo un éxito ante un Almería que cedió su primer partido como local desde la llegada de Hugo Sánchez al banquillo.
En Almería, el Barça ofreció de nuevo su imagen de todopoderoso. Pese a las ausencias de sus dos estiletes, Eto'o y Henry, los de Guardiola carburaron y ofrecieron un recital de argumentos ofensivos guiados por Iniesta y Messi. Sólo la increíble actuación del portero local, Diego Alves, que hizo tres paradas extraordinarias -a Keita, Iniesta y Piqué-, impidió que el Barcelona se marchase al descanso con el partido resuelto.
El Barça se coló por los huecos de la muralla
Pero en la segunda mitad continuó su martilleo sobre la portería del equipo de Hugo Sánchez y terminó derribando la resistencia de Alves. Encontró además el acierto de un actor secundario como Bojan, titular en la punta de ataque, en sendas jugadas de gambeteo. Impresionante la capacidad de Dani Alves, Iniesta, Messi y Bojan para esconder el balón y crear paredes y regalar taconazos dentro del área en el espacio de una cabina telefónica.
Una pared entre Iniesta y Messi, terminó con el balón en el palo derecho de Alves. El rechace llegó a Bojan, que no desperdició la ocasión para marcar.
Acto seguido, y sin tiempo para la reconstrucción, el cuadro de Hugo Sánchez encajó el segundo en otro fogonazo visitante, que manejó el balón al primer toque y a su antojo en el área rojiblanca. Bojan rentabilizó la acción, amagó, amagó y disparó, beneficiado por un desvío de la zaga que confundió a Alves.
El tanto resquebrajó el ímpetu del Almería, que contempló la reacción como un imposible. Decayó en empeño y en espíritu mientras la avalancha de cambios frenó el ritmo del partido. Ni siquiera se aproximó el equipo de Hugo Sánchez en busca de un gol de aliento. Terminó condenado, resignado a su suerte y a la espera de compromisos donde esté en juego su suerte.
En suma, bastaron dos golpes consecutivos, en apenas tres minutos al poco del comienzo del segundo acto que acabaron con un Almería impotente frente a un Barça que continúa desprendiendo aroma de campeón.