Mattia Pasini, el tesón elevado al infinito

En la vida, pasar página es una virtud positiva. Tanto para lo bueno como para lo malo. En lo primero, te permite no vivir de rentas, no acomodarte; en lo segundo, evita cicatrices que pueden lastrar el futuro. Mattia Pasini se encuentra en ese grupo de personas para los que la vida se renueva con la aparición de cada nuevo día. Sin arrastrar las cargas del pasado.

Hace siete años la vida de Mattia Pasini dio un giro inesperado. Como inesperada fue su grave caída cuando practicaba motocross. Y sus consecuencias. Este italiano nacido en Rimini hace 23 años vio cómo cambiaba su físico. Durante dos años tuvo que apartarse del motociclismo. Su brazo derecho había perdido buena parte de su movilidad; el músculo se negaba a responder.

Con este panorama, pensar en volver a pilotar una moto era una quimera. Pero no para Mattia. El hoy piloto del equipo Toth Aprilia tomó una decisión: volver a ser el de siempre a los mandos de una moto. Y a la vista está que lo ha conseguido. Adaptando sus condiciones físicas al pilotaje, aprendiendo y adoptando una nueva manera de manejar la máquina.

Por eso su historia está teñida de una superación personal infinita. Sólo el esfuerzo, el tesón y la fortaleza mental de este italiano, amigo de las bromas y muy extrovertido, lo ha llevado donde está. En su primer año en 250cc, el año pasado, arrasó en su debut, consiguiendo la victoria en la carrera nocturna de Qatar, completando una temporada con cuatro podios.

Los que lo conocen lo valoran como un gran comunicador y como una persona agradecida. Cuando se enfada por un mal resultado, su equipo en el box tiembla. Porque Pasini es de los de puñetazo en la mesa. Pero sólo un instante. Luego controla su ira. En Pasini, el carácter fuerte es sinónimo de pundonor por vencer, una característica esencial para un deportista de élite.

Lo sabe muy bien su principal valedor y acompañante por los circuitos del Mundial: Luca, su padre, ganador en su día de varios títulos del Campeonato italiano de Velocidad. Mattia creció entre el olor a gasolina y a los 11 años ya competía en el Campeonato italiano de minimoto, competición que ganó en 1996, derrotando a rivales hoy tan ilustres como él: Dovizioso, Poggiali o De Angelis.

Lejos del mundo de la competición, Pasini se relaja navegando en su barco...a motor, por supuesto.

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