España pone a prueba su madera de campeón
- Del Bosque vuelve a los cinco medios y un único punta para sellar el billete al Mundial
- La baja obligada de Villa por lesión deja a Torres solo en el ataque
- El choque será duro, una prueba ideal ante un rival de calidad y necesitado de la victoria
- España, a un partido de igualar los 31 partidos sin perder que sumó con Javier Clemente
España logró el sábado en el Santiago Bernabéu su reto más complicado hasta la fecha, ganar a Turquía en un partido más trabajado de lo esperado -quizá no tanto si tenemos en cuenta que enfrente estaba una de las semifinalistas del último Europeo-, en el que la selección que maravilla al mundo consiguió ganar incluso sin jugar bien, casi "por inercia", como reconocía el delantero Fernando Torres (La 1 y RTVE.es, 20:00h) [Narración y estadísticas en vivo].
Pero en Estambul espera un reto no menos complicado: ganar al mismo rival en su campo, una auténtica olla a presión, un infierno, o cualquier otro tópico que se quiera aplicar para referirnos al duelo con un equipo rocoso en un clima que quieren hacer irrespirable para el rival.
La solución de Del Bosque, además de su clásica flema, es tirar de banquillo y de las variantes tácticas que viene probando desde que es entrenador de la 'Roja'. Llenar el campo de centrocampistas, con Xabi Alonso y Senna barriendo el campo y surtiendo de balones a las bandas, en las que camparán David Silva -oportunidad de oro para el valencianista de hacer valer su calidad, ahora que su futuro en el Valencia atisba a un presumible fin- y de uno de los 'Spanish red', Albert Riera.
En la mediapunta, Xavi hará el papel que en otras circunstancias se encomendaría a Cesc Fábregas, la conexión con la punta, en la que estará la intimidante presencia de Fernando Torres. Las alternativas, el 'local' Dani Güiza y Fernando Llorente, en la recámara para aprovechar el río revuelto en la segunda parte. Se cae definitivamente David Villa por lesión.
Por lo demás, el colchón de puntos de la selección española permite hacer algunas pruebas e incluso algún resbalón -no pasaría nada grave si se cede un empate esta noche y quizá no vendría mal para la reserva espiritual de la afición acostumbrarse a ocasionales baches-.
Los turcos sí que se la juegan y son bien conscientes de ello. Terceros en la clasificación del Grupo 5, a un punto de Bosnia, necesitan como el comer llevarse una victoria a la boca ante la campeona de Europa para seguir con opciones de estar el año que viene en el Mundial.
Con anuncios en la televisión, escogiendo un estadio de reducidas dimensiones como el Ali Sami Yen del Galatasaray, para caldear aún más el célebre infierno de los campos turcos, quieren convertir las ruidosas gradas de Estambul en el jugador número doce, y tratar de intimidar a la elegante selección española.
De paso, el técnico salmantino intenta construir un equipo a su imagen y semejanza, aprovechando los cimientos de Aragónes y el viento a favor del juego aprendido, dando minutos a jóvenes con los que pretende ampliar el fondo de armario de una selección que, tras este encuentro, se tomará un descanso de partidos hasta el mes de septiembre, Copa Confederaciones mediante en junio.