El Barcelona logra evitar el giro de guión
- Dos goles de Maduro y Pablo Hernández neutralizan al Barcelona en Mestalla (2-2)
- Henry consiguió el empate a cinco minutos del final y prorroga el cierre de la Liga
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Los autores del final anticipado del campeonato liguero tendrán que aplazar el 'The end' al menos una semana más. En un gran partido salpimentado de la alegría e intensidad a las que han acostumbrado a sus fieles Valencia y Barcelona, el conjunto ché a punto estuvo de hacer demostración pública de cómo secar el grifo de desbordante creatividad del líder [Todos los datos del partido] [Imágenes].
Un oportuno Henry puso el gol del empate que alivia la sangría culé en vísperas de las semifinales de Champions, pero no evita al Madrid el nada despreciable favor de que no se cante el alirón real en el Santiago Bernabéu el próximo 2 de mayo. El virtual es otra cuestión y queda en manos del Sevilla, que se juega ante el Madrid lo mismo que se jugaba ante los azulgrana el miércoles y poco más o menos lo que defendía el Valencia.
No es que el Barça dejara de ser lo que es, el mejor equipo de la Liga, pero desde el principio no parecía un partido normal de esta máquina "trituradora" de rivales, como lo había definido Juande Ramos hacía apenas unas horas. Los genios de la lámpara tardaron un buen rato en sacar brillo a sus botas, pero una jugada de prestidigitación en las mismísimas narices de un César deslumbrado y caído a los pies de Iniesta acabó con un pase atrás y un remate de Messi. Minuto 23 y la historia de siempre.
¿La de siempre? No, porque el Valencia, que venía espoleado por una racha de cinco partidos victorioso, se enfureció aún más después de un clamoroso silencio de Muñiz Fernández a un atropello a Silva cometido por un Messi desacostumbrado a moverse en el área propia. Y en la continuación de la jugada, Villa subrayó con énfasis un toque por la espalda de Puyol y cayó delante de Valdés cuando le encaraba. Ante el clamor general, el árbitro se fue por las de Pavía pitando fuera de juego a instancias del juez de línea.
La afición del Valencia quedó de una pieza, pero su equipo aprovechó el calentón para transformarlo en fútbol directo. Dejaba la técnica para el Barcelona, confiando en un Iniesta sobrenatural que hipnotiza defensas como la luz a los insectos, y prefería contestar con su especialidad, los ataques directos.
Y fue a balón parado, en la recta final de la primera parte, como encontró la recompensa. Víctor Valdés, que paladeaba el récord de imbatibilidad de Reina, se atolondró a la salida de un córner y dejó pasar un balón que cayó en la rodilla del holandés Maduro. Justa recompensa para un Valencia que estaba desconectando las fuentes de alimentación del líder.
A punto estuvo César de devolver el favor, pero lo que se repitió a continuación fue un gol para el Valencia, obra de un inteligente Pablo Hernández, que en el descuento recogió la pared de Mata, dejó atrás como una locomotora a Puyol y Alves -que ya es decir- y cruzó el balón ante Valdés. Remontada cuando se esperaba el pitido final y el Barça, muchos partidos más tarde, por detrás en el marcador.
Henry aportó el oxígeno al Barça
En la segunda parte, continuó lo visto en la primera, con el Valencia atosigando a la defensa culé y con el Barcelona inoculando agresividad a su ataque, pero Xavi no encontraba una conexión fácil con los hombres de arriba.
Guardiola no lo veía nada claro y añadió más mordiente arriba dando salida a Henry, y fue el veterano delantero francés el que inyectó ánimo a sus compañeros a base de ocasiones. Hizo trabajar a fondo a César por dos vecesa para atajar sendos disparos que el guardameta repelió con reflejos gatunos y liberó a Iniesta para que el albaceteño sacara sus conejos de la chistera.
El Valencia se dejó llevar por su querencia habitual y buscaba dar la puntilla al encuentro con sus fulminantes contraataques, lo que a punto estuvo de conseguir tras una carrera imparable de Pablo Hernández, una de las pesadillas de Guardiola en el encuentro.
Llegó el gol de Henry en una falta sacada por Messi; rechazó César el balón con un vuelo rasante que no hizo otra cosa que dejar el esférico para que el francés lo levantara por encima de la maraña de defensas y transformara el gol del empate. La jugada ocasionó más protestas de los chés a Muñiz Fernández y dejó a César lesionado para los minutos finales.
Razón de más para defender el resultado, pero el partido no acabó ahí, ni mucho menos. Villa estuvo a punto de lograr el gol de la victoria con un tiro potente y sin ángulo que sólo Valdés vio que se colaba y que el guardameta azulgrana sacó con mucho mérito redimiéndose de la cantada que le costó el 2-1.
Seguidamente, Alexis rozó también la red con un gran disparo desde fuera del área, pero las ocasiones de los valencianos terminaron en otro fuera de juego pitado a Villa. El equipo de Emery agotó los últimos minutos defendiendo en bloque para no dejar escapar un empate con cierto aroma a victoria moral.