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La efectividad madridista ante la fantasía azulgrana

  • El Madrid basado en el orden y el equilibrio, ante el Barça, bandera del toque y el juego ofensivo
  • Juande llegó a un equipo en caída libre, para devolver la autoestima a desde la defensa
  • En el Barça Xavi e Iniesta marcan el estilo, al que se ha sabido acoplar el individualismo

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Dos conceptos distantes de juego con un mismo fin: los buenos resultados.
Dos conceptos distantes de juego con un mismo fin: los buenos resultados.

El estadio Santiago Bernabéu acoge el partido de mayor rivalidad de la Liga, en el que se enfrentan dos estilos de entender el fútbol, un Real Madrid que representa la figura de un boxeador tosco, que de un golpe es capaz de tumbar al rival, ante la fantasía, la sinfonía armónica del Barcelona. [Todos los datos del partido]

Un clásico que en la actualidad expone dos conceptos distantes de juego con un mismo fin: los buenos resultados. Un equipo dirigido por Juande Ramos basado en el orden y el equilibrio, ante otro entrenado por Pep Guardiola, bandera del toque y el juego ofensivo.

Llegó Juande a un Real Madrid en caída libre, para devolver la autoestima a un grupo de futbolistas desde la defensa. Su primera tarea fue reconstruir a su equipo desde la zaga, dejar la portería a cero como objetivo principal confiando siempre en las individualidades ofensivas para decidir los encuentros.

La bandera que ondea el Barcelona de Guardiola es la del espectáculo. Jugadores como Xavi Hernández y Andrés Iniesta marcan un estilo de juego, al que ha sabido acoplar el individualismo de Leo Messi y la pegada de Thierry Henry y Samuel Eto'o. Estrellas a las que el técnico barcelonista ha hecho ver que sin la máxima entrega no hay premio.

El Real Madrid se desarrolla desde un 4-4-2 clásico, que en ocasiones aisladas Juande ha transformado en un 4-2-3-1 en función de sus extremos. Su fútbol nace desde un doble pivote destructivo -'Lass' Diarra y Fernando Gago- y se sostiene por la inspiración en acciones individuales del desequilibrante y egoísta Arjen Robben, el salvador Gonzalo Higuaín o los remates de dos cazadores de área: Raúl González y Klaas Jan Huntelaar.

El Barcelona mantiene la misma estructura de la pasada temporada, un 4-3-3, con una presión asfixiante sobre el rival, la figura de un solo centrocampista de destrucción, con dos jugadores por delante con libertad de movimientos, Xavi e Iniesta, que desatan un fútbol preciosista de paredes interminables.

En el estadio Santiago Bernabéu el Barcelona mantendrá intacto su estilo y el Real Madrid apostará por jugar con sus mismas armas. Juande Ramos ha elegido al argentino Gabriel Heinze, fresco al estar recién recuperado de una leve lesión, como el hombre 'anti-Messi'.

Y para quitar el balón al conjunto azulgrana abrirá el campo con dos extremos como Marcelo y Robben. La orden es clara. La línea de presión debe estar adelantada para intentar dificultar la conexión de jugadores claves en la construcción de juego del Barcelona.