Los Lakers sepultan a los Rockets y acceden a la final del Oeste
- Gasol, clave con 21 puntos y 18 rebotes
- Se jugarán la final del Oeste contra los Denver Nuggets
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Los Lakers, un caso de estudio digno del Doctor Jekyll y Mr. Hyde, capaces de lo mejor y de lo peor, exhibieron su mejor cara en el duelo definitivo (4-3) frente a los Rockets de Houston (89-70), muy inferiores, y disputarán la final del Oeste contra los Nuggets de Denver.
Como si de un "déjà vu" se tratase, los angelinos calcaron su actuación del quinto partido y ganaban por 25 poco antes del descanso (51-26). Para alcanzar esa tranquilidad fue clave un demoledor Pau Gasol, autor de 21 puntos y 18 rebotes, y un excepcional Trevor Ariza, con 15 tantos.
Por Houston, anulado Ron Artest (7 puntos) por Kobe Bryant, destacó el argentino Luis Scola, con 11 puntos y seis rebotes.
Como perros de presa. Agresivos hasta la extenuación en defensa, hábiles a la hora de recuperar balones e incisivos al máximo en ataque. Así salieron los Lakers, con un parcial de 8-0 que anunciaba la tormenta que esperaba a los Rockets, que fallaron sus primeros nueve lanzamientos, algunos a menos de un metro del aro.
Mucha culpa del gran arranque de los angelinos la tuvieron dos segundos espadas: Trevor Ariza, con dos triples, y el denostado base Derek Fisher, quienes impulsaron el marcador hasta el 17-4, sin apenas participación de Kobe Bryant, que sí dejó su marca en defensa.
Con esa ventaja cómoda, el partido bajó en revoluciones. Muchos errores en el tiro e imprecisiones. Nervios, en definitiva. Sacó petróleo de la situación Lamar Odom, quien con un triple despertó a los Lakers, definitivamente lanzados tras un rifirrafe entre Artest y Bryant que provocó que éste se desperezara (35-17, m.18).
Antes de llegar al descanso la renta ya era superior a los 20 puntos (51-26), por lo que a los californianos sólo les restaba controlar el ritmo del partido y mantener la intensidad para no verse en problemas.
Para entonces los Lakers habían descubierto que meter balones al interior para Gasol, frente a defensores mucho más bajos como Chuck Hayes o Shane Battier, podía ser un filón frente a los hoy calamitosos Rockets.
Houston concluyó la primera parte con un 32 por ciento de porcentaje en el tiro y un déficit en los rebotes de 31-19 a favor de los locales.
El equipo de Phil Jackson no bajó el ritmo ni la intensidad defensiva en la segunda mitad, gracias a la aportación de secundarios como Sasha Vujacic y Jordan Farmar, que ayudaron a mantener el hambre por la victoria.
Los aficionados despedían a los suyos con un nuevo grito. Ya no querían los tacos gratis que la organización ofrece siempre que su equipo supera la barrera de los 100 puntos y el rival se queda por debajo.
Ahora quieren "nuggets". Y los tendrán desde el martes.