Eto'o está obsesionado con lograr el pichichi

• En el partido contra el Mallorca todo el equipo jugó para que marcara
• El delantero camerunés quiere ser, por segunda vez, el máximo goleador
• Ha marcado 29 goles, mientras que Diego Forlán lleva una diana menos

Samuel Eto'o celebra su último gol contra el Real Mallorca.

El delantero camerunés del Barça parece no contentarse con haber conseguido esta temporada la Copa del Rey y el título de Liga, además de tener la posibilidad de lograr el triplete si ganan el próximo 27 de mayo la final de Champions.

A Samuel Eto'o se le ha metido entre ceja y ceja que tiene que ser el máximo goleador, algo que ya consiguió en la temporada 2005-2006. Posibilidades tiene ya que a falta de dos jornadas para que acabe la Liga ha marcado 29 goles, pero el jugador del Atlético Diego Forlán, con una diana menos, no se lo va a poner nada fácil.

El 'capricho' de Eto'o ha llegado a tal extremo que, por ejemplo, en el partido contra el Mallorca vimos a la 'máquina' azulgrana trabajando para él. Logró meter un gol, pero falló un penalty que hubiera supuesto el empate y hasta cinco ocasiones claras de gol. Menos mal que el Barça anda ya sobrado en Liga, porque sino más de uno se hubiera encolerizado ya que es la tercera pena máxima que falla.

Ahora la duda es saber si Pep Guardiola cederá a la presión de su jugador que quiere marcar algún gol más al verse acechado por el delantero charrúa que ya fue pichichi en la temporada 2004-2005. De las declaraciones del técnico culé, que ya ha dicho que este fin de semana no va a sacar el equipo de gala ante el Osasuna para que de el máximo de sus posibilidades ante el Manchester United en la final de la Champions, parece desprenderse que, al menos ante Osasuna, se quedará con las ganas.

Así, lo único claro es que quedan dos jornadas de la temporada regular y Eto'o sólo piensa en marcar, mientras que Diego Forlán tiene en su mente jugar la Champions el próximo año, marque quien marque. Mientras, el delantero valencianista David Villa, con 25 goles, debería tener un par de tardes milagrosas para lograr el pichichi, aunque nunca se sabe porque, ya saben, el fútbol es así.