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Brasil se merienda a EE.UU.

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La selección de Brasil se impuso a Estados Unidos (0-3) sin apenas pisar el acelerador y dio un paso importante hacia las semifinales de la Copa de las Confederaciones, en un encuentro en el que Estados Unidos jugó mejor la media hora final, con un hombre menos que en el primer periodo.

Brasil, con algunas rotaciones en el equipo inicial y otras introducidas a lo largo del partido, se impuso en el primer tiempo, sufrió una ligera reacción de su rival en el segundo periodo, hasta la expulsión de Kljestan, y volvió a ser dueña del encuentro hasta su conclusión, aunque al final Estados Unidos pudo marcar.

Ya el primer periodo fue un monólogo del equipo brasileño, que abrió pronto el marcador en una falta lanzada por Maicon que Felipe Melo cabeceó desde cerca y sin oposición.

En el minuto veinte, un córner mal sacado por el equipo de Estados Unidos propició un contragolpe de ocho toques en ochenta metros de Kaká y Ramires, que Robinho convirtió en el 0-2.

Brasil jugaba cómodo, sin oposición alguna, y aunque el conjunto estadounidense abrió sus líneas y dejó de dar las facilidades de los primeros minutos del encuentro, sus aproximaciones a la portería de Julio César carecían completamente de peligro.

Es más, eran los ataques y los contragolpes de Brasil los que daban interés al partido, ya que sus jugadores llegaron con frecuencia a la portería de Howard y tanto Kaká como Luis Fabiano y Robinho tuvieron oportunidades para aumentar la cuenta antes del descanso, aunque el partido perdió interés en el tramo final de la primera parte.

Fue necesario esperar hasta el inicio del segundo tiempo para ver una acción trenzada de ataque en el equipo de Estados Unidos. Fue una pared entre el recién incorporado Casey y el jugador del Villarreal, Altidore, propició el primer remate de su equipo (m.49).

En los primeros diez minutos de este periodo, Estados Unidos se mostró mucho más coordinado y ofensivo que en todo el primer periodo. Fue hasta que en el minuto 56 se produjo la expulsión, con roja directa, de Kljestan por una entrada a Ramires.

Esta acción y el inmediato gol logrado por Maicon tras una pared perfecta con Ramires y Kaká, dejó definitivamente resuelto el encuentro cuando quedaba media hora para su conclusión y obligó a la selección de Estados Unidos a luchar únicamente por no sufrir una gran goleada.

Dunga introdujo tres cambios y el partido perdió intensidad, aunque la dinámica del juego hacía pensar que, sin excesivos problemas, iba a llegar algún gol más ante la inferioridad y la incapacidad que mostraba su rival, aunque no fue así.

Estados Unidos, con dos líneas de cuatro y un hombre arriba, únicamente trataba de no recibir más goles, ante una selección brasileña que no apretaba, y mejoró en los últimos minutos del encuentro.

En esa dinámica, un disparo de Feilhaber (m.83) y un cabezazo de Casey (m.86), ambos al larguero, se convirtieron en las oportunidades más claras para Estados Unidos de todo el encuentro. Fue en un tramo final de partido en el que este equipo ofreció una imagen digna y evitó un marcador mucho más adverso.