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Federer, de nuevo en la cima

  • Consigue su 15º 'Grand Slam' y el triunfo número 60 en un torneo de la ATP
  • Es el cuarto jugador de la Era Open que gana Roland Garros y Wimbledon el mismo año
  • Quince títulos en veinte finales del Grand Slam, en las que sólo ha perdido ante Nadal

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Federer besa su trofeo de Wimbledon, conseguido el 5 de julio de 2009, el sexto de su carrera y 15º de su palmarés
Federer besa su trofeo de Wimbledon, conseguido el 5 de julio de 2009, el sexto de su carrera y 15º de su palmarés

Ya era más grande que Borg, que Laver, que Emerson y ahora también es más grande que Sampras. El suizo Roger Federer (Basilea, 1981) recuperó en la pista Central el título de campeón de Wimbledon y logró de paso una victoria que le inscribe en los libros de la historia del tenis, batiendo todas las estadísticas y convirtiéndose en el mejor de este deporte para muchos años [Todos los datos del partido] [Las imágenes de sus triunfos].

Pete Sampras fue testigo directo de cómo Federer sumó su decimoquinto título de Grand Slam y se convierte en el único jugador que atesora esa cifra, ya que el estadounidense se retiró con 14 'grandes'. Y logró quitarse la espina del año pasado, cuando Rafa Nadal, que no pudo defender su copa dorada por una lesión de rodilla, le impidió ganar su sexto Wimbledon de manera consecutiva.

Iguala ahora el suizo los méritos que llevaron al manacorense a convertirse en número uno tras ganar Roland Garros y Wimbledon en la misma temporada. Las lesiones lo han impedido y, con ello, Federer recupera 46 semanas después el cetro mundial que le perteneció durante cuatro años.

El Federer que se imponía a Roddick vuelve a ser el maestro de la superficie verde, el que se preocupa por ver cómo evolucionan sus estadísticas meteóricas y al que temen todos los jugadores del circuito. En la Central del All England Tennis Club, acumuló el sexagésimo título en su carrera, algo que le pone a la par de Andre Agassi en la Era Open.

Tras dejar atrás un bache que le costó su privilegiado lugar en lo alto de la lista de la ATP -en favor de Nadal-, al solventar airoso este último escollo de Wimbledon, Federer batió otra marca al apuntarse la vigésima final de un Grand Slam, récord que compartía, hasta ahora, con Ivan Lendl (con 19).

Es un hombre de marcas imposibles. Además de gritar al mundo que vuelve a ser el soberano en hierba, y de corroborar que regresa a la cima del mundo, el resultado convierte al helvético en el primer hombre en la Era Open que presume de 11 torneos en hierba, habiendo igualado en el 2008, en Halle (Alemania), los 10 del estadounidense Pete Sampras.

Fue su séptima final consecutiva en esa pista, que él considera suya. Con la sexta corona en este "grande", Federer se pone a la par de William Renshaw y el mencionado Sampras, (estos últimos lograron siete en este "grande").

Un papá feliz

Federer está pletórico, pero a la vez calmado. A punto de ser papá y de cumplir en agosto 28 años, su victoria en el Abierto de París hace unas semanas frente al sueco Robin Soderling, tras haber ganado, en Madrid ante Rafa Nadal, le dio dosis en abundancia de seguridad.

Una confianza que le ha venido de perlas para meterse en su séptima final consecutiva de Wimbledon en un trayecto en el que el jugador ha ido eliminando escollo tras escollo casi sin despeinarse. Hasta que se topó con Roddick en una final que tuvo que decidirse en cinco sets.

Por el camino, dejó atrás un cuadro en el que se libró de jugadores como Djokovic, y en el que dejó atrás al taiwanés Yen-Hsun Lu, el español Guillermo García, el alemán Philipp Kohlschreiber, el sueco Robin Soderling, el croata Ivo Karlovic, el germano Tommy Haas y , Roddick, su última víctima.

La raqueta le responde como antaño y su servicio vuelve a ser mortífero. En esta trayectoria por el césped británico, el suizo, quien tan sólo ha perdido finales de "grandes" ante el español Nadal, ha cedido tres sets durante esta edición de torneo (uno ante Kohlschreiber y dos con Roddick).

El hombre de Basilea ha reafirmado con resultados que hablan por sí solos el momento dulce que atraviesa a todos los niveles y ha asegurado que ya no siente ningún atisbo de los "signos de pánico" que le hicieron tanto daño anímicamente y estadísticamente hace seis meses, tras caer en la final de Wimbledon ante su némesis Nadal.

Con la recuperación, a partir de este lunes, del número uno del mundo, Federer regresa a la cima y siente el orgullo de ser considerado el mejor, por no mencionar las 850.000 libras -992.000 euros- con que Wimbledon premia a su ganador.