"¡Qué llegue la montaña, tengo ganas de ver el ataque de Contador!"
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"¡Qué llegue la montaña, tengo ganas de ver el ataque de Contador!". La frase la firma un sonriente Bernard Hinault que ya se frota las manos, tras una semana de transición, con el retorno de la montaña al Tour de Francia.
"Contador tiene que atacar y atacará", asegura el "caimán" de los cinco Tours, que no esconde un particular cariño por el ciclista de Pinto, combinado con un cierto descontento con el retorno de Lance Armstrong al ciclismo.
¿Dónde atacará Contador? "No lo sé, pero cuanto antes ataque mejor. Es el más fuerte y lo tiene que demostrar. Que no lo deje para el Ventoux, sería un error", asegura.
Hinault resume un sentimiento muy difundido en la caravana del Tour de Francia, pero que pocos se atreven a expresar con tanta rotundidad como el ciclista bretón.
"¿Por qué tanta diplomacia? Vale que Contador es un muchacho amable y bien educado, pero esto es ciclismo y de vez en cuando hay que mostrar los dientes", asegura.
El francés recuerda el episodio de La Grande-Motte, cuando Armstrong se coló en un abanico y ordenó a sus gregarios tirar para aumentar la diferencia. "A partir de ahí, cada uno a los suyo, aunque sean compañeros", dice.
El "caimán" sabe que Armstrong ha hecho todo lo posible para llevar la carrera a su terreno, para tratar de desestabilizar a Contador, pero tiene plena confianza en el madrileño. "Esas críticas que Armstrong ha lanzado contra Contador tenían maldad. Pero Alberto no le responderá con palabras, si no con pedaladas", afirma.
Alberto sabe aguantar la presión
"Nada le desestabilizará. Sabe aguantar la presión, ya lo veréis, aunque estén todos contra él lo afrontará bien. Y saldrá reforzado", asegura.
Contador ríe cuando se entera de que Hinault le recomienda atacar. "Para el espectáculo sería lo mejor, pero habrá que ver la situación de la carrera", asegura el madrileño.
Tiene la vista puesta en Verbier, la próxima meta en montaña, en la cima de un puerto de primera categoría, la penúltima llegada en alto del Tour antes del Ventoux.
"Es una etapa que me puede ir bastante bien", dice Contador quien, sin embargo, mantiene que "son otros" los que tienen que atacar.
La que acaba en Colmar, con el ascenso al Firstplan a 20 kilómetros de la meta, "no es una de las etapas míticas del Tour" pero "seguro que va a haber movimiento, sobre todo los que tienen que recuperar mucho tiempo", señala Contador.
Entre ellos el luxemburgués Andy Schleck, que a diferencia del madrileño sí considera la etapa como "un lugar para mover la carrera".
"No creo que todo siga igual después de la etapa de Colmar", afirma el luxemburgués, el ciclista que todo el mundo designa como el más fuerte en las subidas junto a Contador.
No descarta a Sastre
"Si se van Contador y Schleck no veo quien les puede atrapar", dice Hinault, que sigue imaginando las etapas de montaña.
Carlos Sastre es otro de los candidatos a mover la situación "para evitar que Astana gane el Tour paseando", según Hinault.
El ganador del año pasado, que hace unos días se descartó de entre la nómina de favoritos, asegura que "en los Alpes empezará el baile, pero falta por ver quién pondrá la música".
El director del Caisse d'Epargne, Eusebio Unzúe, piensa que no habrá enormes diferencias en la general tras la etapa de Colmar ni tampoco en la de Verbier, dos días más tarde. "La del Grand-Bornand es la etapa decisiva de los Alpes", señala el preparador navarro.
Sea como fuera, Hinault echa de menos más "coraje" de los rivales de Contador y Armstrong. "¿Qué pasa, que son peores que nosotros? No lo creo. Lo que pasa es que no se atreven a atacar. Si les obligan a trabajar quizá se den cuenta de que no son tan fuertes", afirma.
"Menos Contador, claro. Ese responderá a todos los ataques. Ya lo veréis", repite una y otra vez.