Grecia, un viejo conocido con nuevo estilo
- Ha jugado sin Papaloukas y Diamantidis, dos de los mejores exteriores de Europa
- Siguen siendo duros y correosos en defensa, pero ahora también pelean a campo abierto
- Vassilis Spanoulis (Panathinaikos) es su principal referencia anotadora
Para conseguirlo, el conjunto dirigido por Sergio Scariolo deberá superar a un rival de entidad que es, además, un viejo conocido en estas rondas finales. Grecia, víctima en la final del Mundial de Japón y en las 'semis' del último Eurobasket, se volverá a cruzar en el camino de los españoles.
Sin embargo, algo ha cambiado desde entonces en los helenos. Se plantaron en Polonia sin sus principales referencias y señas de identidad, Theo Papaloukas y Dimitris Diamantidis, dos de los mejores exteriores del continente.
Sus ausencias, junto a la presencia en el banquillo del lituano Jonas Kazlauskas, han cambiado notablemente el perfil del equipo. Y es que el actual equipo griego conserva su oficio y competitividad en ritmos bajos de partido pero ha adquirido un peligroso gusto por el juego a campo abierto.
Los helenos disfrutan, ahora sí, del juego en transición, y tal circunstancia les hace imprevisibles en partidos de alto voltaje. Su referencia perimetral, Vassilis Spanoulis, es además un consumado experto en encuentros vivaces.
No obstante, pese a la figura del anotador Spanoulis, Grecia sigue manteniendo los argumentos que la llevaron a la élite a mediados de década. Son un conjunto muy poderoso físicamente, que no rehúye los duelos físicos y que supone una gran amenaza en la pintura, donde intimidan el talentoso Boroussis y la 'bestia' Schortsianitis.
Por fuera, Nikos Zisis ejerce de indiscutible director de orquesta, acompañado por un nutrido grupo de secundarios que aportan defensa e intensidad. Junto a ellos, el ex madridista Antonis Fotsis ejerce como desatascador exterior y complemento para la 'pintura'.
Los griegos afrontarán el duelo con enormes ganas de revancha ante su auténtico 'ogro' de los últimos años, una España que le arrebató el oro en Japón y le apartó de la final en Madrid, donde fue capaz de superarles en dos ocasiones.