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Obama contra Lula: Duelo Norte-Sur por los Juegos

  • Los presidentes de Estados Unidos y Brasil apuestan fuerte por los Juegos
  • Obama quiere lograr un éxito que haga olvidar Afganistán y la reforma sanitaria
  • Lula busca un broche de oro a su Presidencia y abrir la puerta a volver en 2014
  • Todos los líderes imitan el ejemplo de Blair, que fue clave para Londres en Singapur
  • Más información sobre Madrid 2016, en nuestro especial

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Lula y Obama, durante la cumbre del G-20.
Lula y Obama, durante la cumbre del G-20.

"Obama me dijo que ahora que hemos comprado jets franceses, él hará una dura campaña por Chicago. Y yo le he dicho: ésta será tu segunda derrota".

Estas palabras -recogidas por el Washington Post- medio en serio medio en broma del presidente de Brasil, Luis Inazio Lula da Silva durante la cumbre del G-20 de Pittsburgh muestran hasta qué punto la elección de la sede de los Juegos de 2016 ha dado el salto a la política.

Duelo de carismas

Por ejemplo, la compra de esos aviones franceses supuso de forma inmediata el respaldo del presidente francés, Nicolás Sarkozy, a la candidatura de Río. Y, sea casualidad o no, Obama pasó el viernes de no saber si iría a Copenhague a anunciar su presencia el lunes.

Y es que la 'batalla' por los juegos supondrá también el primer enfrentamiento directo entre dos ejemplos paradigmáticos del nuevo líder del siglo XXI: Lula y Obama.

Hombres hechos a sí mismos, con profundas conexiones con los más desfavorecidos del planeta, con un discurso ilusionante y global y que representan, respectivamente, el deseo del Sur de tener su hueco en el siglo XXI, y el ejemplo de hasta dónde puede llegar la igualdad de oportunidades en el Norte.

El ejemplo de Blair

Ambos estarán en la capital danesa este viernes con un claro referente en la cabeza: Tony Blair. El ex primer ministro británico hace cuatro años tomó una decisión insólita: Recorrerse la mitad del planeta para estar en Singapur durante la reunión del COI para decidir qué ciudad albergaría los juegos de 2012.

Todos coinciden que su presencia en la ciudad asiática -frente a la ausencia de Jacques Chirac, máximo mandatario del país de la principal rival de Londres, París- inclinó la balanza en favor de Londres por tan sólo cuatro votos en la votación final, pese a que París partía como clara favorita.

El ejemplo cundió dos años después, cuando la presencia del presidente ruso, Vladimir Putin, en Guatemala selló la concesión de los Juegos de Invierno a Sochi, mostrando de paso hasta qué punto los votos del Comité Olímpico Internacional se juegan hasta el último minuto.

Por eso, no es extraño que el recién elegido primer ministro japonés, Yukio Hatoyama, se apresurase a confirmar su presencia tras Obama. Junto a él, estarán también el Rey de España y el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.

El problema ahora es saber hasta qué punto el 'factor sorpresa' del movimiento de Blair hace cuatro años no ha quedado ahora compensado por el hecho de que todos los presidentes estén en Copenhague. 

Obama y su reforma sanitaria

El mismo movimiento de Obama es un síntoma: no se sabe hasta qué punto decidió ir a Copenhague por compromiso personal con la candidatura o para evitar que su ausencia fuese un motivo de queja dado el precedente creado por Blair.

Más aún, hay algunos que incluso atribuyen un cálculo político a su viaje relámpago a la capital danesa. 

"En medio de un turbio debate nacional sobre la sanidad, el presidente Obama estará allí para unirse a su mujer. ¿Se arriesgaría a poner en juego el prestigio presidencial si no fuese a tener su hueco en el manantial olímpico? No es muy probable", ha asegurado Dave Zirin en el blog político The Huffington Post.

"Es genial para Chicago que el presidente esté allí porque el resto del mundo lo considera una superestrella", ha subrayado Richard W. Pound, miembro del COI en declaraciones a The New York Times.

Lula busca pasar a la historia

El problema para Obama es que Lula lleva 'currándose' el tema olímpico desde hace meses.

Por ejemplo, estuvo en la inauguración de los Juegos de Pekín y durante la cumbre del G-20 de Londres se quedó un día más para visitar las instalaciones olímpicas.

Más aún, en cada cumbre bilateral se ha esforzado por 'sacar' de su interlocutor el compromiso de que apoyará a Brasil en la votación de Copenhague. 

El eje de su discurso -que Latinoamérica se merece una Olimpiada ya y que la elegida debe ser Brasil como su líder regional- ha calado en los delegados del COI, pese a las dudas técnicas y de infraestructuras que plantea su elección.

En realidad, la elección de Río sería la consagración de Brasil como potencia mundial y un reconocimiento a su transformación en la última década de la mano-cómo no- de Lula.

¿Un duelo Chicago-Río?

Al igual que lo que ocurrió con Blair, Lula quiere que los Juegos de Río supongan su gran legado presidencial y el ejemplo de lo que ha logrado para su país (y, ya de paso, abrirse la puerta a una vuelta al poder en las elecciones de 2014).

Así las cosas, Lula ha hecho un llamamiento a Latinoamérica y África a hacer un frente del sur en favor de Río, mientras Obama recuerda sus antepasados africanos y explota su tirón en Europa. ¿Y Madrid? Madrid al menos tiene al Rey, que, como recuerda Gallardón, es el único que puede llamar de tú a los miembros del COI por ser deportista olímpico.