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La afición marsellesa esta vez no fue violenta

  • Alrededor de 2.000 seguidores franceses siguieron el partido en el Bernabéu
  • Fuertes medidas de seguridad para evitar los incidentes de hace un año en el Calderón

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Aficionados del Olympique de Marsella en los alrededores del Santiago Bernabéu.
Aficionados del Olympique de Marsella en los alrededores del Santiago Bernabéu.

Afortunadamente no hubo que lamentar incidentes en el Real Madrid-Olympique. Los cerca de 2.000 seguidores franceses llegaron al estadio Santiago Bernabéu entre grandes medidas de seguridad, para evitar incidentes en un partido declarado de alto riesgo.

Entre 250 y 300 efectivos de la Policía Nacional custodiaron la llegada de los seguidores más radicales, que esta vez, a diferencia de lo que ocurrió en el Vicente Calderón, se comportaron deportivamente y se centraron en animar a su equipo.

El objetivo era evitar los incidentes ocurridos el 1 de octubre de 2008 en el Vicente Calderón entre aficionados del Atlético de Madrid y el Olympique de Marsella, altercados que acabaron con el lamentablemente famoso hincha Santos Mirasierra en los juzgados.

Nada que ver. Quizá la presencia policial, quizá la lección aprendida, a pesar de la derrota, los ruidosos aficionados franceses, situados en el fondo norte del estadio, no dejaron de animar a su equipo, dejándose oír en todo el Bernabéu, algo muy distinto a los actos violentos que protagonizaron hace un año en el Calderón, cuando se enfrentaron a la policía.

Esta vez , los gritos se dirigían a animar a sus jugadores. De hecho, los apoyos de los franceses se unieron a la ovación que el Bernabéu brindó a Fernando Morientes, delantero del Marsella, ex del Madrid, ex del Zaragoza, ex del Mónaco, ex del Valencia, que se reencontró con el Real Madrid. No importaba que en su última aparición en el Bernabéu marcara un gol que a la postre supusiera la eliminación de los blancos en octavos de la Liga de Campeones.

Durante los 62 minutos que estuvo en el terreno de juego, el extremeño, sorpresa en el once inicial de Didier Deschamps, trabajó mucho para sus compañeros, pero no pudo aportar mucho al ataque del Olympique. Cuando salió ovacionado, devolvió los aplausos a la afición.

También Gabriel Heinze visitaba el Bernabéu de nuevo. El argentino, vendido hace dos meses estuvo muy activo en la defensa del Marsella, fue uno de lso que más protestó el penalti que dio origen al segundo gol, lo que la supuso una tarjeta amarilla. Arengó a sus compañeros, participó en todas las acciones a balón parado e incluso se atrevió con un remate de cabeza que salió desviado.