Muere el ciclista belga Frank Vandenbroucke a causa de una embolia pulmonar
- La causa de la muerte ha sido una embolia pulmonar, según la televisión pública belga
- Tras asombrar a finales de los 90, estuvo envuelto en casos de dopaje y de drogas
- El velocista se unió así a la lista negra de corredores que dan positivo y se hunden
- Pasó su última noche con una chica senegalesa, que vio como se desmayó
El ciclista belga Frank Vandenbroucke ha fallecido a los 34 años mientras se encontraba de vacaciones en Senegal, donde fue encontrado muerto en una habitación de hotel, según adelantata la television belga 'RTFB'.
Una fuente cercana a Vandenbroucke confirmó el fallecimiento en declaraciones a France-Press. "Frank fue encontrado muerto en una habitación de hotel en Senegal, pero no se sabe la causa de la muerte", ha señalado dicha fuente. Los medios belgas aseguran que el ciclista ha muerto por una embolia pulmonar.
El ciclista pasó su última noche con una chica senegalesa, que ha declarado haber presenciado cómo el corredor se desmayó después de quejarse porque se sentía mal, según ha informado la televisión belga RTBF en su página web.
El joven ciclista de 24 años Fabio Polazzi, que acompañaba a Vandenbroucke durante su estancia en Senegal, ha explicado en exclusiva a la cadena que ambos llegaron al país africano el domingo por la tarde. Después de cenar en un restaurante, donde compartieron "algunas copas", Vandenbroucke le comentó a Polazzi que tenía una cita con una chica y se marchó, tras afirmar que volvería al día siguiente por la mañana.
Al no tener noticias suyas, Polazzi intentó contactar con su amigo en sus dos teléfonos móviles, sin éxito, hasta que la policía le llamó para comunicarle su muerte y le pidió que reconociera su ropa. El cuerpo de Vandenbroucke se encontró en una habitación de "la Casa azul", un establecimiento situado a tres kilómetros de su hotel, adonde había llegado de madrugada con la joven.
Una eterna promesa del ciclismo
Vandenbroucke fue un ciclista pleno de talento que asombró al mundo del ciclismo a finales de los años 90, cuando ganaba clásicas a través de ataques impetuosos que dejaban anclado al resto del pelotón, pero también un hombre envuelto en problemas familiares y de drogas que le apartaron de éxitos deportivos mayores.
Nacido el 6 de noviembre de 1974 en Mouscron, el belga comenzó su andadura profesional en 1994 de la mano de su tío Jean-Luc Vandenbroucke, por entonces director deportivo del equipo Lotto.
En los siguientes seis años, Vandenbroucke se labró un gran palmarés de más de 50 victorias, sobre todo en el Mapei, con el que conquistó pruebas míticas como la Paris-Niza, la Lieja-Bastoña-Lieja o la París-Bruselas.
En la cima de su carrera con apenas 25 años, Vandenbroucke aterrizó en 1999 en el equipo Cofidis, para compartir liderazgo con David Millar y completar su último año victorioso. El gran momento de su carrera llegó en la Vuelta a España de aquella temporada, donde ganó dos etapas, una de ellas en Avila, dejando para la historia un impresionante ataque junto a las murallas de la ciudad.
Para entonces ya habían llegado a su vida las primeras acusaciones formales de dopaje, dando comienzo a una cuesta abajo que le apartó de las victorias para siempre pese a que, desde el año 2000 hasta su retirada definitiva el pasado 31 de agosto, intentó reverdecer laureles en ocho equipos diferentes.
Precisamente en 2000 fue ingresado por una depresión, aunque el comienzo del fin se produjo dos años después, cuando la policía encontró EPO, morfina y clembuterol durante un registro en su casa. Vandenbroucke dijo inicialmente que los medicamentos eran para su perro, pero finalmente admitió su culpabilidad y fue sancionado.
Aquel registro dio inicio a una serie de sucesos dispares y escalonados a lo largo de los años siguientes. En ese mismo 2002 fue sorprendido conduciendo ebrio en Bélgica con una tasa que triplicaba la permitida y dos años después la policía tuvo que intervenir en su casa porque el 'enfant terrible' del ciclismo había disparado al aire con una escopeta de caza mientras discutía con su mujer.
Sus vanos intentos de levantar su carrera simultanearon con nuevas sospechas de dopajes en una época en la que la policía y sus registros eran protagonistas absolutos en el mundo del ciclismo, por encima de las hazañas deportivas de los ciclistas.
Tanto contratiempo colapsó a Vandenbroucke, que en 2007 intentó quitarse la vida en Italia mientras militaba en el Acqua e Sapone-Caffé Mokambo. Aquel fue el enésimo incidente antes de relatar en sus memorias los problemas con su divorcio y con las drogas.
También un ciclista español con problemas de toxicomanía, José María Jiménez, el Chava, murió con 32 años.
Los expertos advierten de que el dopaje con esterioides anabolizantes provoca una dependencia igual que las drogas, a las que recurren algunos deportistas cuando abandonan su actividad para superar ese síndrome de abstinencia, en un círculo vicioso letal.
Bélgica, conmocionada por la muerte de su ciclista
La muerte del ciclista belga de 34 años Frank Vandenbroucke en circunstancias aún desconocidas ha conmocionado al país, donde este trágico suceso acapara la gran mayoría de portadas de los diarios.
"Muerte de una estrella maldita", "Vandenbroucke nos ha dejado" o "Vandenbroucke muerto" son algunos de los titulares que destacan hoy este suceso.
Pese a que aún no se han aclarado las circunstancias de esta tragedia, algunos diarios han comparado ya la muerte de Vandenbroucke con la de otro mito del ciclismo, el italiano Marco Pantani, que en 2004 fue encontrado sin vida en su habitación de hotel en Rimini, también con 34 años, después de sufrir una sobredosis de cocaína.