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Vancouver ya espera la llama olímpica

  • Atenas ha vuelto a vivir la tradicional ceremonia de encendido
  • Llegará a Vancouver en febrero de 2010, fecha de los Juegos de invierno

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Vancouver ya espera la llama olímpica

La llama olímpica para los Juegos de Invierno de Vancouver en febrero de 2010 fue encendida por los rayos del sol en la Antigua Olimpia en Grecia e inició su largo recorrido de más de cien días con un mensaje de Paz a todos los puntos de la tierra.

La ceremonia tuvo lugar en presencia del Gobierno griego, líderes políticos y miembros del comité organizador de los Juegos de Invierno de Vancouver, entre otras personalidades, en el estadio que fue la cuna de los Juegos Olímpicos en la Antigüedad, a 300 kilómetros al oeste de Atenas.

El presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Jacques Rogge, declaró en la solemne ceremonia que "desde la cuna del Olimpismo, la antorcha olímpica y la llama son símbolos de los valores e ideales de los Juegos Olímpicos".

"Llevan un mensaje de amistad y de respeto a millones de gente de diversas nacionalidades, razas y credos... simbolizado tradicionalmente la Tregua Olímpica", dijo.

En el acto, 21 sacerdotisas, vestidas con túnicas, interpretaron un baile solemne. Algunos salieron desde el templo de Filipio y otras aparecieron desde el templo de Hera, y el ritual culminó con el intento exitoso de parte de la sacerdotisa suma, actriz Maria Nafpliotou, de encender la llama con los rayos del sol reflejados en un disco cóncavo, en un día radiante en Olimpia.

Las doncellas continuaron un baile al son de la música de una flauta, interpretando figuras representadas en cántaros de la Antigüedad que se exponen en el Museo Arqueológico de Olimpia.

A continuación, la sacerdotisa principal se arrodilló ante el pebetero sagrado y proclamó a Apolo: "Dios del sol y de la luz, envía tus rayos y bendice los Juegos de Vancouver y trae la paz para toda la humanidad y corona con tus rayos a los atletas".

El primer relevista, el campeón griego de Slalom, Vasilis Dimitriades, recibió la antorcha encendida por la sacerdotisa.

Con la llama y llevando también un ramo de olivo, galardón de los atletas en la Antigüedad (Kótinos), extraído del olivo sagrado plantado al lado del templo de Zeus, inició el viaje de ocho días por Grecia.