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El Caja Laboral arrolla a un Madrid desfigurado

  • El Caja Laboral ha vencido 80-62 con claridad al Real Madrid
  • Los de Messina no han presentado batalla y siempre estuvieron a remolque

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Caja Laboral 80 - 62 Real Madrid

El Caja Laboral ha dado un golpe de autoridad para reclamar su protagonismo en la ACB al doblegar (80-62) con claridad a un Real Madrid que no ha estado cómodo sobre la pista vitoriana.

El Caja Laboral ha propuesto un partido físico e intenso a los de Messina que, con el paso del tiempo, han ido desinflándose y que, salvo en el tramo final del segundo cuarto, no han estado a la altura de lo que exigía el duelo.

El acierto de Teletovic, San Emeterio y English adelantó 16-8 al Caja Laboral ante un Real Madrid con pocas ideas en ataque, que sufría para llegar al aro vitoriano y sólo sujetado en ataque por Velickovic y Lavrinovic en el primer cuarto, 24-16.

La electricidad de Huertas y Splitter al comando del Baskonia permitió cobrar la máxima renta, 33-20 minuto dieciséis, ante un Real Madrid en la reserva y con las ideas poco claras a la hora de atacar la defensa local.

Cuando amenazaba con desfondarse el equipo blanco, los triples de Lavrinovic, Bullock y una canasta de Prigioni permitieron llegar al descanso 35-28 sólo siete puntos por detrás de los vitorianos que, jugando un buen primer tiempo, no perdían de vista al rival.

Los blancos tardaron en salir del vestuario y cuando se dieron cuenta el Caja Laboral dominaba con la máxima renta, 45-28, después de cinco minutos sin ver el aro y un Caja Laboral cada vez más acertado.

Kaukenas y Bullock cerraron cinco minutos nefastos de los de Messinala con dos triples, que pusieron el duelo en un intercambio de canastas donde Ribas, Huertas y Splitter dominaban con claridad.

Ante tantas facilidades, el Caja Laboral puso la directa y las ventajas comenzaron a rondar los veinte puntos ante un Real Madrid que después de ocho minutos anotó su primera canasta de dos.

Barac agrandó la herida con una canasta sobre la bocina que dejó la brecha 62-44 antes del cuarto final y un Real Madrid ofreciendo una imagen de impotencia y sufrimiento sobre la pista. Un triple de Ribas puso el 65-44 ante un equipo que siguió en la línea de falta de ideas y fuerza física a quien le costaba un mundo colar en balón en la cesta.

Messina también se apuntó a la causa y ya desde el tercer cuarto contempló resignado y sentado desde el banquillo cómo sus hombres peleaban contra lo imposible para dejar los guarismos en unos números dignos para el Real Madrid.