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El Barça se divierte a costa del Madrid

Por
Real Madrid 57-79 Regal Barcelona

El Barça pasó como una apisonadora por el Palacio de Vistalegre y dejó al Real Madrid malherido en el 'clásico' en su versión de baloncesto. Liderados por un gran Ricky Rubio, los de Xavi Pascual se fueron a Barcelona más líderes y con el eterno rival humillado (57-79).

A los actuales campeones les sobró el último cuarto del partido, en que se dejaron llevar y permitieron que el Madrid maquillara algo el resultado después de ver cómo el marcador llegaba a reflejar ventajas cercanas a los 30 puntos.

Los de Messina sólo dieron la impresión de estar al nivel del Barça en los minutos iniciales del partido y de la segunda mitad, aferrándose a la inspiración de Lavrinovic. A la falta de acierto, se sumaron las bajas de hombres clave como Felipe Reyes y Tomas van den Spiegel, en la zona, y los aleros Travis Hansen y Sergio Llull.

El partido terminó con pitos en las gradas de Vistalegre y Ettore Messina con cara de pocos amigos. Todo lo contrario que Ricky Rubio, que pese a su juventud fue el líder de su equipo y terminó con 18 puntos.

El Barça superó al Madrid en todos los aspectos: ataque y defensa, rebote, tiros desde la zona y triples, juego exterior y juego bajo los aros. En este último apartado, un gran Fran Vázquez se doctoró junto a Ricky y fue el segundo pilar de los azulgrana en la victoria.

El de Chantada (Lugo) superó a Lavrinovic en el duelo de pívots a pesar de que el balcánico terminó como máximo anotador del partido con 19 puntos por 16 de Vázquez. Pero a diferencia del madridista, agotado por llevar el peso de su equipo, el barcelonista se divertía bajo los aros con sus habituales mates y 'alley-oops'; estos últimos servidos la mayoría por Rubio.

Los madridistas fueron siempre a remolque en el marcador menos en los cinco primeros minutos de partido, con ocho puntos seguidos de Lavrinovic para ponerse 11-8.

Pero pocos minutos después dio la vuelta al marcador el Barça con un triple de Lorbek y un mate de Vázquez. Ahí se terminó el partido, porque desde entonces las muñecas de los tiradores del Madrid se encogieron ante el acierto del juego barcelonista.

Mientras el Madrid sudaba sangre por conseguir una canasta, el Barcelona se divertía manejando el balón con soltura. Los parciales cortos de los de Messina, como el 6-0 del inicio de la segunda parte, eran contestados con otros de 0-9 o 0-10 de los visitantes.

Las diferencias no bajaron de los diez puntos desde el segundo cuarto e incluso daban la impresión de que podían llegar a superar los 30. Pero el Barça se dedicó en la recta final a administrar su ventaja, mover el banquillo y dejar que transcurrieran los minutos para celebrar una más que merecida victoria.