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Benzema, una oportunidad y cinco problemas

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Karim Benzema celebra su último gol con el Real Madrid, ante el Zaragoza en Liga.
Karim Benzema celebra su último gol con el Real Madrid, ante el Zaragoza en Liga.

Karim Benzema sólo ha marcado seis goles con el Real Madrid (cinco en Liga y uno en Champions) y sale a un   tanto cada 212 minutos (más de dos partidos completos). Comparando sus números con los de sus compañeros Gonzalo Higuaín y Cristiano Ronaldo (ambos con 13 tantos), el francés necesita el   doble de tiempo para marcar que el argentino, que promedia un gol cada 107 minutos, y casi el triple que el portugués (una diana   cada 84 minutos).

Pero a veces, el fútbol es así de caprichoso. 24 horas después de que Benzema confesase su frustración al verse relegado al banquillo, su máximo rival por el puesto, Gonzalo Higuaín, se lesiona para tres semanas.

Todo indica que el francés, con permiso de Raúl, tendrá tres partidos (Athletic, Málaga y Deportivo) para convencer a Pellegrini y hacer olvidar al que por méritos propios se ha convertido en el jugador más decisivo del equipo. Para ello, deberá mejorar unas estadísticas demasiado mediocres para un futbolista que costó 35 millones de euros y que está llamado a ser el '9' de referencia durante los próximos años en el Real Madrid.

Sus cinco problemas

¿Por qué no termina de explotar? ¿Dónde está el Benzema que enamoró en el stage de pretemporada en Irlanda? De su bajo rendimiento se hablado mucho. Los problemas con el idioma, las comparaciones con Anelka, su carácter excesivamente introvertido y hasta accidentes de coche para alimentar el morbo.  Motivos extradeportivos que no reparan en los problemas con los que el francés se encuentra dentro del terreno de juego y que deberá resolver a medio plazo:

  • Cambio del rol. En Lyon Benzema era la referencia permanente arriba para Toulalan y Juninho, lo que le hacía tocar muchos más balones. En el Madrid, al lado de nombres como Cristiano o Kaká, Benzema es sólo una opción más. Su participación en el juego es menor y le cuesta entrar en los partidos.
  • Desubicación. El Madrid no tiene hombres de banda en el centro del campo y eso le obliga a retrasar en exceso su posición y caer demasiado a los costados, partiendo desde una posición demasiado lejana al área y casi siempre de espaldas a la portería contraria. 
  • Menos espacios.  Los equipos españoles defienden mucho más juntos que los franceses, sobre todo a clubes como el Real Madrid, y conceden más el balón cuando se enfrentan a un grande. Benzema sufre cuando su equipo tiene que tomar la inciativa del juego ante una defensa poblada, mientras que se encuentra más cómodo al contragolpe, encarando y con campo por delante.
  • Ansiedad.  Quiere hacerlo todo, demostrar en poco tiempo por qué fue el pichichi francés de 2008 y justificar así el dinero de su traspaso. Eso le lleva a abusar de la conducción y tardar en disparar o dar el último pase, con la consecuente pérdida de balón. No debe fijarse en la prensa y sí en sus compañeros (Higuaín tuvo que aguantar mucho más cuando llegó a Chamartín).
  • Indolencia.  Su forma de jugar, a fogonazos y sin hacer grandes despliegues físicos, puede traerle problemas. Los gestos no se interpretan igual en todos sitios y no presionar, en el Bernabéu, es síntoma de indolencia.  Difícilmente arrancará un aplauso de la grada que le pueda servir de estímulo si da un balón por perdido o deambula por el campo mirando hacia el suelo.